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Voto de davilochi:
7
Drama A comienzos del siglo XV, el monje pintor Andrei Rublev acude junto con sus compañeros a Moscú para pintar los frescos de la catedral de la Asunción del Kremlin. Fuera del aislamiento de su celda, Rublev comenzará a percatarse de las torturas, crimenes y matanzas que tienen aterrorizado al pueblo ruso... La biografía del pintor ruso Andrei Rublev -Andrei Rubliov-, famoso por sus iconos, sirve de base para hacer un minucioso retrato de ... [+]
8 de febrero de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que reconocer que Tarkovski lleva a cabo un viaje odiseico por todos los grandes debates que marcaron al pensamiento ruso del siglo XIX, en sí sólo dicho intento tiene los ingredientes para hacer de la película un clásico inigualable. Sin embargo, a pesar de las intensas conversaciones cargadas de profundidad y de un trabajo técnico insuperable en muchos aspectos (los planos del globo desde el aíre, por ejemplo, el caballo cayendo de la escalera) hay algo que le falla en cuanto a intensidad. De todos es bien sabido que Tarkovski no es que se caracterice por una intensidad al uso, sino que éste pone la carga de un modo más bien distinto. Creo que el mejor ejemplo de ello es Sacrificio, donde recoge todo el trabajo de su larga carrera. La angustia aumenta hasta niveles insufribles, pero es una angustia psíquica que traspasa la pantalla para introducirse dentro del espectador. En esta ocasión yo no percibo esta conexión tan necesaria para toda obra maestra.

Sin embargo, como decía, Tarkovski se introduce en debates como el miedo a la pérdida de la unidad, ya que ésta propicia la llegada de invasiones extranjeras haciendo peligrar el trabajo de Rusia. El espíritu ruso de crecer ante la adversidad (hay una escena donde se le dice a uno de los tártaros: "vosotros os iréis y estas iglesias volverán a levantarte y estos colores volverán a brillar") que nos recordaría una historia marcada por invasiones sangrientas o no tan sangrientas: tártaros, franceses, alemanes... No menos interesantes son las luchas del cristianismo por imponerse más de quinientos años después de la conversión, muchos autores consideraron a la religión ortodoxa como la clave para comprender el sentimiento que unía a todos los rusos y explicaba sus particularidades, aquí vemos las fragilidades de su proceso de imposición y la artificialidad de ésta. El alejamiento de Rusia respecto al mundo occidental (todas las influencias que vemos o bien vienen de Asia o bien del Imperio bizantino, tanto en el mundo del arte y la religión como en el de la guerra), no hay ni una mención a lo que ocurriría al Oeste, por pura necesidad geográfica en la época. No obstante este fue un hecho que trajo de cabeza a los literatos rusos del siglo XIX: ¿Somos europeos o somos asiáticos?

No habría que olvidar el fantástico papel realizado por los actores, sobre todo el del propio Anatoly Solonitsyn como Andrei Rublev, quien no sólo pone sus dotes de gran actor, sino que además aporta una solemnidad mística añadida con su bello rostro a la figura que trata de encarnar.
davilochi
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