Andrei Rublev no me ha parecido una obra maestra. Lo siento. Y más que lo siento porque le tenía ganas a esta gran asignatura pendiente de Andrei Tarkosvky. Más allá del ritmo habitual del cine del director ruso, Andrei Rublev tiene algunas sub-historias que la adornan que pueden estar de más. La ambientación, dirección artística, diseño de producción y esa fotografía en B/N, son sublimes. Lo feo y lo embarrado del argumento, las denuncias del oscurantismo y la intolerancia religiosas, otros puntos a su favor. El personaje de Rublev que aparece y desaparece como por arte de magia es magnífico, así como algunas imágenes para el recuerdo (la construcción de la campana). Pero me quejo de la duración, por una vez, en el cine de Tarkovsky.

Me ha le propuesto como una película doble, como reza en los títulos de la película. Más me interesa la primera, dicho sea de paso, con grandes personajes como Teófanes. Más actual de lo que parece, Andrei Rublev no desmerece atención alguna por el hecho de estar ambientada en los inicios del siglo XV. De su estilo me gusta más Sokurov (¡blasfemia!, se dirá, pero es lo que siento). Pero he dicho bastantes cosas para que la película me haya gustado. No hasta el punto de considerarla un 8, 9, ó 10, pero me ha gustado. Es el cine Tarkovsky, y no por ello hay que ponerlo en un pedestal. Lo digo como lo siento: hay cosas magníficas, otras son premiosas y alguna sobra. Algún minuto, alguna concreción más en la historia sin tanto farragoso y hubiera dicho: un gran Tarkovsky.