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Comedia. Acción
Val (Al Pacino) sale de la cárcel tras cumplir 28 años de condena. Doc (Christopher Walken), su mejor amigo, le espera a la salida para ir a ver a Hirsch (Alan Arkin), otro viejo colega. A pesar de la edad, los tres gángsteres deciden reanudar esa misma noche su vida de crímenes, drogas y sexo. Sin embargo, Doc tiene que hacer antes un trabajo urgente que le ha encargado el jefe de la banda: debe matar a Val para saldar una cuenta ... [+]
3 de abril de 2013
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Saber envejecer es síntoma de estar haciéndolo bien, sin prisas, sin complejos y sin arrepentimientos. Luego está quien, además de saber hacerlo, puede aprovechar la ocasión de encontrarse dentro de la llamada tercera edad para demostrar que la técnica y la profesionalidad no caducan. Estos tres caballeros de la mesa redonda son una buena muestra de ello; no van a marcharse así como así.
Val (Al Pacino) sale de la cárcel tras 28 años encerrado y el único amigo que le queda es Doc (Christopher Walken). Juntos vivirán una única noche en la que deben recuperar el tiempo perdido como buenos gángsteres en mujeres, comida, drogas y crímenes. Con un bonito coche robado, pasarán a buscar a su colega Hirsch (Alan Arkin) por su residencia. Todo diversión hasta que un encargo de un exjefe a Doc provocará que tenga que elegir entre su mejor amigo o su propia vida.
No es la típica película de mafiosos envejecidos que sólo ofrece tiroteos y persecuciones. Si bien la presencia de Pacino y Walken ya hace prever un mínimo de calidad, la cinta logra entretener a la par que colar diversas reflexiones sobre toda una vida, la verdadera amistad y el saber elegir cuando llega el momento. Fisher Stevens, ganador de un Oscar a Mejor documental por el impactante The Cove sobre la caza de delfines en Japón, ha sabido dirigir a estos tres maestros que gozan de una elegante interpretación sin apensas esfuerzo.
El filme reflexiona sobre qué se siente al llegar a cierta edad, pero es Al Pacino el que sabe conjugarlo mientras esnifa pastillas para la tensión sin que resulte un chiste fácil o ridículo. Un argumento sólido rematado por un buen final que, sin duda, gana muchísimo con sus intérpretes, que le otorgan la elegancia y la tensión entregadas en su punto justo.
Val (Al Pacino) sale de la cárcel tras 28 años encerrado y el único amigo que le queda es Doc (Christopher Walken). Juntos vivirán una única noche en la que deben recuperar el tiempo perdido como buenos gángsteres en mujeres, comida, drogas y crímenes. Con un bonito coche robado, pasarán a buscar a su colega Hirsch (Alan Arkin) por su residencia. Todo diversión hasta que un encargo de un exjefe a Doc provocará que tenga que elegir entre su mejor amigo o su propia vida.
No es la típica película de mafiosos envejecidos que sólo ofrece tiroteos y persecuciones. Si bien la presencia de Pacino y Walken ya hace prever un mínimo de calidad, la cinta logra entretener a la par que colar diversas reflexiones sobre toda una vida, la verdadera amistad y el saber elegir cuando llega el momento. Fisher Stevens, ganador de un Oscar a Mejor documental por el impactante The Cove sobre la caza de delfines en Japón, ha sabido dirigir a estos tres maestros que gozan de una elegante interpretación sin apensas esfuerzo.
El filme reflexiona sobre qué se siente al llegar a cierta edad, pero es Al Pacino el que sabe conjugarlo mientras esnifa pastillas para la tensión sin que resulte un chiste fácil o ridículo. Un argumento sólido rematado por un buen final que, sin duda, gana muchísimo con sus intérpretes, que le otorgan la elegancia y la tensión entregadas en su punto justo.