Ya estamos acostumbrados a grandes actuaciones de Forest Whitaker, pero esta cinta se hace grande, enorme, simple y llanamente por su gran actuación. Un gesto, una sonrisa, un movimiento, una mirada, cualquier cosa que realiza este actor en la cinta nos resulta de lo más natural, como pasa de bueno a malo, de amigo a enemigo, de confiado a desconfiado. No se puede decir lo mismo de su compañero de reparto, pues sería ya demasiado, pero James McAvoy (aunque en apariencia desentona en algunos momentos de la cinta) tiene una actuación muy buena.
La película es entretenida, a mi particularmente los biopics me encantan y este no es menos. Como novedad, aquí se ve la historia desde otro lado, el biopic pertenece a Idi Amin, pero lo narra Nicholas Garrigan, un médico que va al sol que más calienta y allá donde haya buenas fiestas, algo de lo que el dictador parece darse cuenta.
El guión contiene un poco de todo, suspense, drama, humor, todo bien mezclado y presentado. Es sorprendente ver como aun siendo el médico el personaje al que sigue la cámara en todo momento, el que realmente lleva la manija es el dictador, la cinta gira a su alrededor sin ser el protagonista "real", algo muy bien conseguido, para darnos ese punto de vista de una persona que está a su lado, ajena al sufrimiento y al dolor real que se vivía en las calles y que solo conocía el lado bueno del dictador, el lado humano, pero que dependía enteramente de los caprichos de este. Es justamente esto lo que te mantiene en tensión, esperando saber cual será la próxima actuación de Amin, cual será su próxima frase, su próximo objetivo.
En resumen, una cinta imprescindible, te mantendrá entretenido durante los 120 minutos que dura, con un sobervio Forest Whitaker y un punto de vista de lo más acertado, que nos presentará al ser humano, para que conozcamos a la bestia.