Dear White People, o Queridos blancos, es una serie original de Netflix en la cual hay que hacer varias concesiones para poder entenderla y apreciarla fuera de prejuicios. La primera concesión, y seguramente la más importante, tiene que ver con el lugar y contexto desde donde la estamos viendo, especialmente para nosotros los que estamos viendo desde afuera de Estados Unidos, en mi caso como Latinoamericano entiendo y veo a diario las expresiones de racismo que existen contra la población afro sin embargo la serie al inicio parece muy exagerada pero en un país donde es tan común los asesinatos de la policía frente a la población negra las situaciones que te presenta no resultan tan descabelladas, por eso la primera concesión es entender que no se puede leer la serie desde nuestro contexto sino que hay que asumir el contexto donde esta está planteada. Si partimos desde ahí encontraremos una producción bastante disfrutable bien pensada, las actuaciones están bien desarrolladas pero esto tiene que ver más con el hecho de que los personajes están súper bien definidos, desde la militante incendiaria hasta el nerd introvertido, incluso el arco de transformación de los personajes está bien entendido y estructurado.
La serie sabe lo que está diciendo y no tiene miedo de decirlo, asume los momentos en los que es panfletaria y los expone y explota, creando una ruptura del distanciamiento espectador-serie; porque los creadores están completamente seguros de lo que quieren decir por eso no se siente forzada, se siente natural y fluída; es una serie recomendable para quienes quieran entender la realidad de una parte de la población estadounidense.