La cinta se ajusta fielmente a la novela. Después de todo el propio Llamazares moldeó el guión, pero a mi juicio es demasiado sobria. No emociona ni termina de transmitir toda su esencia.

Es una clara demostración de como el cine ayuda a divulgar pero no alcanza ni de lejos la profundidad literaria.

A diferencia del libro, donde se percibe con una gran idealización romántica, todo lo que envuelve la desesperanza de las figuras de los guerrilleros republicanos abandonados a su suerte…la dureza del invierno, los olores de cuadra, el reconfortante calor de los cuencos de leche migada, el hermanamiento eterno, el aliento de la muerte y el fracaso, la pesadumbre de la noche oscura, la angustia de la soledad cautiva. Nada de eso llega al espectador con suficiente dramatismo.

Del conjunto de actores destacaría la notable actuación de un jovencísimo Resines y la de Santiago Ramos, que curiosamente, gracias a los devaneos del subconsciente del propio Julio Llamazares es calcado as si mismo en la realidad ( bigotín setentero adornado con boina afrancesada y constante gesto serio más ceño fruncido... ).

En todo caso, muy recomendable para comprender la crudeza de la postguerra nacional española, así como homenajear y empatizar con los, aún en el presente 2011, injustamente desaparecidos de dicha confrontación.