Ya lo he escrito en tantas críticas que me aburro a mi mismo, pero es que es un hecho incontestable: El cine de entretenimiento actual está hecho para adolescentes. Son ellos los que siguen llenando las salas y es para ellos para quien trabaja Hollywood ahora mismo. Así que todo lo que se rueda hoy en día lo hace ajustándose a sus gustos, sus necesidades y sus patrones mentales. Y si ya viene de Marvel/Disney apaga y vámonos.

No es que Spider-man: Homecoming sea una mala película. Es simplemente, que han potenciado tanto el aspecto más juvenil del personaje que toda la parte más dramática y/o adulta del mismo ha desaparecido. Este trepamuros es un chaval torpe, desmañado, inseguro e incluso un poco (un mucho, en realidad) lerdo. Toda la carga dramática (Un gran poder conlleva...) ha desaparecido. Tio Ben o no existió o simplemente se divorció de Tia May, que ha pasado de ser una ancianita dulce y cariñosa a una milf a la que le tiran los tejos todos los hombres del barrio. El proceso de aprendizaje y control de los poderes ha sido sustituido por el patrocinio de Tony Stark/Iron Man y un traje que en realidad es el mismo que lleva el propio Iron Man pero con lanza redes en vez de repulsores.

¿Por qué? Pues básicamente porque a los chavales se la pela el conflicto emocional o el proceso de maduración de Peter Parker. Además ya vieron las anteriores y están cansados de verlo volando entre rascacielos. Ellos han crecido con Siri, con la realidad aumentada y los gadgets tecnológicos y eso es lo que le gusta. Y lo que Jon Watts les suministra a raudales. Eso y las típicas y tópicas andanzas de instituto de película USA: El amigo gordito y simpático que sirve de contrapeso humorístico (aunque aquí todo es humorístico), la buenorra por la que el prota pierde el oremus, el matón que martiriza al héroe (aquí devenido en un bufón patético), etc, etc, etc...

Por lo demás la película explota tanto la vena humorística que llega a hacer olvidar que esto va de superhéroes. Hasta el malo es un abnegado padre de familia y sus matones una panda de simpáticos descerebrados sin mala intención. Todo es luminoso, divertido y chispeante. Vamos, que salen los Minions por ejemplo, y no desentonarían. Entre el aire tenebroso del Batman de Nolan y este carrusel de payasadas tiene que haber un punto medio, que Watts no logra alcanzar, aunque probablemente ni lo intente ni le interese.

Y bueno, esto es lo que hay. Si hoy en día quiere disfrutar de cine de entretenimiento, o bien tiene unos 16 años o bien es capaz de evocar la época en que los tuvo. En caso contrario puede acabar hasta agobiado.

Que lo mejor de la película sea la escena post-créditos no dice mucho de la misma, por desgracia...