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Voto de PatriCarpeDiem:
10
Drama América, años 40. Don Vito Corleone (Marlon Brando) es el respetado y temido jefe de una de las cinco familias de la mafia de Nueva York. Tiene cuatro hijos: Connie (Talia Shire), el impulsivo Sonny (James Caan), el pusilánime Fredo (John Cazale) y Michael (Al Pacino), que no quiere saber nada de los negocios de su padre. Cuando Corleone, en contra de los consejos de 'Il consigliere' Tom Hagen (Robert Duvall), se niega a participar en ... [+]
4 de junio de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No había visto el Padrino.

Sabía que tenía que hacerlo, que sino nunca podría llamarme, si quiera aficionada, con suerte medio-entendida, a esa gran vía de evasión de la apabullante realidad, llamada Cine.

Sabía que debía verla. Y no lo hacía porque mi padre llevaba tantos años ensalzando sus virtudes, que casi me daba pereza.

Así que una tarde nos decidimos los dos. En mi caso, para quitarme de encima la culpabilidad que sentía de no haberla visto. En su caso, para volver a ver lo que ya se sabía del derecho y del revés, y seguir maravillándose.

El Padrino, para mí, más que una obra técnicamente magistral, o el definitivo retrato de la mafia italiana, es, por encima de todo, la historia de un hombre que ama a su familia. Que regaña a su hijo, que protege a su hija, que se preocupa de los suyos. No se te ocurra meterte con él, ni con todo aquello que le importa. Lo que convierte el Padrino en una película excepcional no es tanto el suspense de "quién dio la orden" sino la imagen de Vito, mirando con orgullo a su familia el día de la boda de su hija, con el ceño levemente fruncido, que nos indica que ni por un momento ha olvidado sus responsabilidades "tras la puerta". El hombre que sigue, de forma inquebrantable, su propio código. Lo que convierte en inigualable esta película es el personaje-como casi siempre ocurre- y la interacción del resto con él. Vito, aunque sea en el universo de la ficción, es uno entre miles, y eso se nota.

El Padrino se ha quedado algo en mi retina y mucho en mi memoria. Nos acordamos a menudo de sus diálogos, que ahí si, son para quitarse el sombrero, y seguramente la veremos de nuevo. Pero se que nunca podría ver el Padrino, si no es con mi padre, el Vito de mi vida, a quien en el día de su 61 cumpleaños dedico esta pequeña crítica, para que pueda decirme, como siempre hace, que debo hacerle caso, desde un principio.
PatriCarpeDiem
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