Hay películas, como esta, a las que casi no se puede valorar como cine, porque lo que cuenta es tan terrible y doloroso que eso pasa a segundo plano.
Pero, haciendo un esfuerzo, diré que la ambientación es excelente, en los mismos lugares. Las interpretaciones muy notables, especialmente en el caso de John Hurt. Y el guión es sólido.
Quizá habría que haber explicado que el origen de todo está en la colonización de Bélgica y Francia. Sobre todo en haber dividido lo que era una sola etnia en dos castas rivales, sembrando el odio mutuo. No solo mataron a tutsis, también a hutus contrarios a esa masacre.
Y la ONU, eso está bien retratado, ni se coscó. Distinguió entre “actos de genocidio” y “genocidio”. Los primeros no serían genocidio.
La sociedad occidental, en pleno 1994, miró para otra parte. Al fin y al cabo solo eran africanos pobres.
Pasó lo mismo con el genocidio que hizo el gobierno turco de los armenios. Se cuenta que cuando Hitler proyectaba el suyo y le dijeron que habría resonancia internacional, comentó que no mucho antes habían eliminado a uno o dos millones de armenios y no había pasado nada.