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Irlanda Irlanda · Innisfree
Voto de Ferdin:
10
Western Brett McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill llega se encuentra con que una banda de pistoleros los ha asesinado a todos. (FILMAFFINITY)
11 de marzo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
165 minutos de lirismo, 165 minutos de fascinación y 165 minutos de goce absoluto (he podido verla en un cine y ha sido una de las mejores experiencias de mi vida) contienen el que Leone quería fuese su último western, y para el cual contó con un enorme presupuesto y un conocido reparto, además de rodar en el estadounidense Monument Valley, al igual que su ídolo John Ford.

Personalmente es una de mis películas favoritas y uno de los mejores tres westerns de todos los tiempos; también sé que el cine de Leone cuenta con detractores y ha de gustarte mucho el arte del italiano para adorar "C´era una volta in west". Pero, verdaderamente, nunca estuvo tan desatado, tan barroco, tan apoteósico, tan suyo.

Nunca unos títulos de crédito han sido tan largos, personales e hipnóticos.
Nunca un villano ha sido presentado de manera tan rotunda y perfecta (primera aparición del despiadado Frank).
Nunca el limitado Charles Bronson lució tan veraz en un personaje, Armónica, a su medida: callado, letal y aparentemente insensible.
Nunca Jason Robards encarnó a un bandido más bueno que malo, tan carismático y entrañable (el Tuco de "El bueno, el feo y el malo" no es comparable) como Cheyenne. Inolvidable lo que expresa con su melancólica mirada.
Nunca Claudia Cardinale, ni ninguna actriz, han vuelto a hacer el sudor tan sexy. Nunca una antigua prostituta como su Jill ha resultado tan atrayente, adorable y a la vez tan fuerte. Mi mito erótico de todos los tiempos.
Nunca Henry Fonda, el "bueno" por antonomasia, resultó tan despreciable y terrorífico encarnando a Frank. El actor se presentó barbado y con lentillas para disimular su azulada mirada, pero Leone, ese viejo zorro, lo quería tal cual.
Nunca unos guardapolvos al viento han resultado tan icónicos, legendarios e imperecederos.
Nunca un flashback (cuando conocemos la historia de Armónica) ha emergido tan poderosamente y ha dejado tanta huella. De hecho, es EL FLASHBACK, con mayúsculas.
Nunca un duelo fue tan corto y, a la vez, tan largo, pues llevaba a cargas toda una vida.
Nunca unos movimientos de cámara nos llevaron de la tierra al cielo, sobrevolando la muerte.
Nunca unos paisajes naturales (tanto los norteamericanos como los españoles de Almería y Granada) han resultado tan significativos.
Nunca una banda sonora (compuesta por un Morricone imperial antes del rodaje) ha encajado tan bien con cada personaje o momento, desde los acordes metálicos de Frank a los jadeos armónicos, pasando por la cómica de Cheyenne o la elegía de "Finale".
Nunca un western condensó prácticamente todos los motivos y tópicos del género de manera tan brillante.
Nunca hablando tan poco, se ha dicho tanto.
Nunca unos personajes a los que le rondaba la muerte a cada instante, murieron (o no) en el momento oportuno.

Nunca nadie supo detener el tiempo tan bien como Leone, en su sinfonía de la muerte en el Oeste.
Ferdin
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