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Reino Unido Reino Unido · Belfast
Voto de Copycat:
10
Drama En el año 1944, durante el horror del campo de concentración de Auschwitz, un prisionero judío húngaro llamado Saul, miembro de los 'Sonderkommando' -encargados de quemar los cadáveres de los prisioneros gaseados nada más llegar al campo y limpiar las cámaras de gas-, encuentra cierta supervivencia moral tratando de salvar de los hornos crematorios el cuerpo de un niño que toma como su hijo. (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No nos merecemos a László Nemes, la primera aparición de un director húngaro en la candidatura al Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa. Nemes agita todo lo que creíamos saber sobre cine y Holocausto, y le da una cruda, intensta y fresca perspectiva que no habíamos visto desde 'El Pianista' o incluso 'La Lista de Schindler', sin olvidar la inmensa ayuda que recibe del impresionante talento del debutante Géza Röhrig. Una auténtica y genuina aproximación al verdadero arte que no estamos acostumbrados a ver muy a menudo. Aún estoy sobrecogido.

'El Hijo de Saul' cuenta la historia de Saul Ausländer, un húngaro miembro de la 'sonderkommando', un grupo de judíos (y no judíos) prisioneros, aislados del resto del campo y obligados a ayudar a los nazis en la gran maquinaria de exterminación. En Octubre de 1944, Saul descubre el cuerpo de un chico que toma como su hijo. Mientras la 'sonderkommando' planea una rebelión, Saul decide llevar a cabo una imposible tarea.

Una dirección como la de Nemes debería darnos una visión optimista del futuro del cine. Si tenemos cineastas como él, introduciéndose en las trincheras de la historia y del espíritu humano, llamando al despertar de nuestras almas, tendremos la fortuna de visionar la belleza y la maldad del mundo de esta provocativa y cautivadora manera más a menudo. Sus elecciones de cómo rodar la escena y retratar uno de los más atroces actos en la historia de nuestra existencia es rotundamente brillante. 'El Hijo de Saul' se muestra como si estuviéramos presenciando una inquietante, nociva y depravada cinta casera sobre una escena la cual no queremos ver. Desde una cercana perspectiva en primera persona entramos en el asqueroso mundo de Auschwitz-Birkenau. Usa un desenfocado trabajo de cámara no para dar aspecto de baño de sangre sino para regodearse en la psique de un hombre desesperado por un propósito. Se trata de la mejor dirección del año. Iría hasta el punto de decir que podría ser la mejor en lo que va de década. El guión, escrito junto a Clara Royer, es meticulosamente simple pero evoca a décadas de tiranía con su brevedad.

Aunque poeta sea su profesión, para el recién llegado Géza Röhrig no existe la palabra profesión. Sólo hay artistas. Géza es uno de ellos, de los que no había visto en mucho tiempo. Con pocas palabras él dice incontables y devastadoras cosas sobre lo que siente y sobre lo que sabemos de nosotros mismos. No usa trucos baratos para conmover al público como caras intensas o movimientos asustadizos. Gézo exhibe el insensible y casi despreocupado peso del mundo en cada movimiento y palabra que expone. Es una precisa y magistral actuación de las que necesitamos en el mundo del cine.

El director de fotografía Mátyás Erdély será tu próximo "artesano" a seguir incluso después de participar en películas como 'El estigma del mal' o 'Miss Bala'. El enmarca los primeros planos como ya quisiera Danny Cohen hacer en sus colaboraciones con Tom Hooper. Se queda con una persona, una escena, un momento, de una forma tan inteligente y vibrante que nos coloca a cada uno de nosotros en la habitación, esas habitaciones llenas de terror y desesperanza. La sutil aunque efectiva música de László Melis es sonora pero el equipo de sonido es el que se lleva la verdadera alabanza. Ellos crean monstruosos y dinámicos efectos que se convierten de forma esencial en el propio foco de atención de la trama. Escuchamos tan atenta, desesperada y temerosamente cada nombre, golpe y sollozo que entramos en contacto con él. Es algo que todos deberíamos percatarnos y aplaudir.

'El Hijo de Saul' nos coge por sorpresa. Es demasiado fundamental y crucial para el paisaje cinematográfico como para ser pasada por alto. No puedo imaginar una más severa y taciturna experiencia este pasado año que complete mi corazón con tal adoración. Puede competir con la mayoría de las películas sobre el Holocausto hechas hasta ahora y por ahora puede que sea la definitiva.

Gracias László
Copycat
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