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España España · Albacete
Voto de Pablocote:
8
Drama Una mujer, profesora de piano en un conservatorio, frecuenta cines porno y tiendas de sexo para escapar de la influencia de su dominante madre. Uno de sus alumnos se propone seducirla. (FILMAFFINITY)
28 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Haneke es un director que siempre consigue perturbar mi mente como ningún otro director sabe hacerlo. Las imágenes hipnóticas, fascinantes y dolorosas de sus películas perduran en mi cabeza. "La pianista" me ha dejado huella, más que la violenta "Funny games" o la que tal vez sea su obra maestra definitiva, "La cinta blanca". Es una cinta que no olvidaré fácilmente y que me lleva a profundas reflexiones.

Como en el resto de su filmografía, el director austríaco se tira al vacío sin paracaídas y consigue sobrevivir con mucha solvencia. Haneke se mueve en la tristeza y en la miseria de la condición humana como pez en el agua. En esta ocasión nos cuenta la historia de Erika una prestigiosa pianista que como forma de evasión a la educación represiva a la que le somete su madre, con la que mantiene una relación que navega entre el amor y el odio, acude a sex shops y cines porno para satisfacer su satisfacción sexual fuertemente contenida. Erika es fría, inexpresiva, introvertida y calculadora y solo un atractivo alumno que se enamora perdidamente de ella consigue nublarle la mente y romper con su hieratismo. A partir de aquí la profesora de piano sufrirá un tremendo trastorno psicológico que le llevará a luchar contra unos sentimientos hasta ahora dominados por su enorme inteligencia.

La película cuenta con un magnífico guión con giros argumentales realmente sorprendentes. Mi cara de asombro en varios momentos de la cinta debe de haber sido digna de enmarcar. Ello se de debe en gran parte al estupendo trabajo de Isabelle Huppert, a la que podemos ver también como secundaria en la reciente "Amor", que logra una sobrecogedora interpretación. Haneke plasma todas las emociones reprimidas en su rostro en continuos planos largos y acompañados o bien de la música de piano o de solemnes silencios, muy habituales en su particular forma de filmar. Si quieres vivir una experiencia intensa y vital a la hora de ver cine no tengo ninguna duda: el plan idóneo es perderse por la provocadora y sórdida filmografía del magistral cineasta europeo.
Pablocote
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