La imágenes que contiene esta obra maestra de Murnau han quedado en la retina de todos los amantes del buen cine. La caracterización de Max Schreck y las sombras expresionistas hacen que más de un escalofrío de terror y admiración recorra el cuerpo de los espectadores.
Hay varias músicas adicionales para este film. Me quedo con la antigua, la edición en VHS, porque la del DVD tiene momentos en que parece música japonesa, lo cual no viene muy a cuento en una historia de vampiros tan europea como ésta.
En algunos momentos, se ciñe bastante a la novela de Stoker, a pesar de que el conde se llame Orlok por los problemas legales que tuvo la productora con la viuda del escritor. Incluso llegó a peligrar su existencia, siendo quemadas muchas copias. Afortunadamente, ha llegado hasta nosotros como una verdadera lección de cine para nuestro disfrute y el de futuras generaciones, que aprenderán como los maestros del cine mudo atrapaban y cautivaban al público sin necesidad del sonido.