A diferencia de la saga Bourne, que mantuvo una tensión electrizante a lo largo de las tres películas, la de Ocean ha presentado una claro tendencia a la perrería, de modo que esta última andanza es aún bastante entretenida, pero con muchas objeciones. Para empezar, el guión carece de la frescura y brillantez de la primera entrega (considero la segunda el Deus ex machina más ridículo de la historia del cine), con una trama rocambolesca, pero dando a entender que ya da igual lo que se les ponga por delante a estos chicos, que lo resolverán o a base de talonario o de salidas abracadabrantes; por tanto, es todo manido, rutinario y con el factor sorpresa perdido hace tiempo. Respecto al reparto, prescinden de las chicas y quedan los de siempre pero con menos química grupal y con diálogos muy faltos de chispa y de la brillantez previa; Pacino hace de maluto y cumple, porque es Pacino pero no es un papel memorable. Ellen Barkin hace de ejecutiva-agresiva-depredadora-sexual y poco más salvo que esta falta de unas cuantas fabadas. En definitiva, si vio las anteriores y le gustaron, se entretendrá con esta, pero pocos alicientes más puedo encontrar para recomendar este sacacuartos (bueno, sí: la banda sonora es estupenda y Soderbergh es un director muy apañado, la verdad).