El que da lo que tiene no está obligado a dar más y en TRANSFORMERS: EL ÚLTIMO CABALLERO todos dan lo que tienen...y lo que habían ofrecido, así que no han engañado a nadie y los que íbamos conocedores del paño hemos salido satisfechos porque, incluso, hemos recibido más de lo que esperábamos.
Casi dos horas y media de puro espectáculo sin pretensiones. Es como una montaña rusa vertiginosa de un parque temático moderno de la que te bajas mareado pero satisfecho. No vas a salir con más conocimientos de nada pero habrás pasado un buen rato.
Siempre me sonrío con los comentarios y las críticas sobre este tipo de productos de fast food cinematográfico porque nos ponemos muy estupendos a la hora de execrarlos como si nos hubiesen tomado el pelo. Me recuerda a los que disfrutan con la telebasura y dicen ser consumidores de los debates y los documentales de las televisiones temáticas. ¿A que van? ¿Piensan que Bay se va a convertir en Bergman de repente?
La película entretiene, los efectos son buenos, muy buenos, los actores están bien (nadie le pide a Hopkins que se marque un Mamet), la música muy buena, la fotografía también...en fin, que te dan lo que has pagado. Cine de verano y palomitas sin más pretensiones por parte de sus productores.