Estamos ante otra grandísima película de Quentin Tarantino, y es que este realizador es uno de los grandes genios del cine contemporáneo. Tanto escrita como dirigida por el propio Tarantino, se trata de un western, pero no puro, sino que se centra más en el trasfondo social del racismo de la época en que se cuenta, dos años antes de estallar la Guerra Civil Americana.

Un drama sureño que reivindica al pueblo negro mediante su protagonista Django (Jamie Foxx). No comentaré mucho para no desentrañar la historia demasiado. La dirección es fastuosa además de tener la personalidad de Tarantino en cada plano; se nota que es una película suya desde el comienzo del metraje. Podemos ver infinidad de guiños e influencias a todo cine pasado, de todos los estilos, de varias épocas y géneros. Tarantino es una enciclopedia del cine y lo demuestra con solvencia durante la película, poniendo matices a modo de tributo en muchísimas secuencias.

Mención aparte para el guión, pero sobre todo para los diálogos, donde se vuelve a superar a sí mismo (atención al momento del diálogo sobre las capuchas del ku klux klan, o la perorata de DiCaprio sobre el cráneo encima de la mesa, que sirven como ejemplo de la genialidad de los diálogos del film).

La BSO es “made in Tarantino”, completamente brutales los temas buscados, que ambientan maravillosamente la película, no digo más.

El gran elenco de actores está genial; DiCaprio está en estado de gracia últimamente, se está convirtiendo en otro de mis actores favoritos del momento. Foxx muy bien y el que está espectacular como en “Malditos bastardos” es Christoph Waltz, que le competirá el Oscar a Philip Seymour Hoffman con todo merecimiento. Sorpresas como la aparición de Don Johnson hará las delicias de los fanáticos de la mítica serie ochentera “Miami Vice”. Y como no, destacar también a otro de los grandes antagonistas de la película, Samuel L. Jackson, genial en su papel de viejo negro.

La película, pese a su larga duración, casi tres horas, va subiendo de intensidad progresivamente y no se hace nada aburrida, ya que conforme se van finiquitando las historias paralelas, comienzas otras nuevas, dando una continuidad a la narración más que sorprendente. El final de la película tienes algunos puntos que podrían ser discutibles, donde el guión puede estar más cogido con alfileres, pero no diré más para que juzguéis vosotros mismos.

Fabulosa película del genio Tarantino, de nuevo lo ha conseguido.

De visionado obligado, y más ahora que vienen los Oscar en breve.