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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
10
Comedia. Musical La República Democrática de Freedonia, un pequeño país centroeuropeo, a cuyo frente se encuentra el muy liberal señor Rufus T. Firefly, se ve amenazada por la dictadura de Sylvania, país de vieja y reconocida solvencia como agresor. Dos espías de prestigio, Chicolini y Pinky, sirven a Sylvania, lo que no impide que acaben siendo ministros del ahora ya excelentísimo Firefly. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo McCarey fue uno de los pocos directores que consiguió dirigir la anárquica genialidad de los Marx, hacia un largometraje cercano a los 90 minutos con un argumento mínimamente entendible para que un espectador normal y corriente no percibiera el film como una sucesión inconexa de gags. En esta ocasión, los Marx nos sitúan en un país imaginario, lo que ya de por sí es una declaración de intenciones para el humor absurdo de los Marx. Pese a que el film data de 1933, es inevitable, tras su visionado, pensar en el creciente ascenso del fascismo en Europa. La actitudo del país vecino y su líder, buscando la guerra para anexionarse el país, tiene tintes claramente fascistoides.

Pese a todo, y sin negar que el punto de partida tiene un cierto reflejo "real", los Marx no pretenden en modo alguno hablar de política, sino más bien reirse de todo y de todos, con los ingredientes de siempre: un buen puñado de situaciones absurdas más o menos trenzadas alrededor de una historia central (más bien menos), unos diálogos vertiginosos y llenos de frases surrealistas (algunas de ellas aparecen en la cualquier compendio de diálogos famosos de la historia del cine), y en medio de todo ese embrollo, la presencia de Margaret Dumont, con su cara de no entender de que va la cosa (y es que realmente no se enteraba de nada) que sin proponérselo es lo más absurdo de todo el conjunto.

El film es mucho más ágil que los anteriores de los hermanitos, pese a que no eran muy amantes de seguir un guión establecido (todo un mérito en una época en la que los guiones eran totalmente rígidos) el film deambula bastante menos que de costumbre, e incluso los escasos números musicales, están bien integrados en la trama, dejando de lado ciertas demostraciones virtuosistas que no hacían sino alargar en exceso el film y distraer la atención del espectador, limitándose en esta ocasión a breves interpretaciones colectivas.

McCarey consigue introducir una cierta coherencia interna en medio de tanto desorden surrealista, evitando además una excesiva duración de los gags, algunos de ellos realmente brillantes, como el de los espejos, toda una demostración por parte de los Marx, de mostrar su humor más absurdo sin decir ni una sóla palabra. Todo esto redunda en beneficio del conjunto, y cuyo resultado es uno de los mejores y más completos films de los hermanos Marx.
manulynk
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