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Voto de Natxo Borràs:
7
Drama. Comedia Los miembros de una familia numerosa irlandesa reaccionan de forma distinta ante la noticia de que la hija mayor está embarazada, sobre todo, porque ni siquiera tiene novio; así que sus familiares están intrigados por saber quién es el padre de la criatura. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El término inglés "Snapper”, extraído del título original del film, es lo más parecido al“penalti” aquí, atrinuido al embarazo no deseado pero que literalmente viene a ser el sonido del chasqueo de los dedos, demuestra el peculiar giro en la carrera del director de “Las Amistades Peligrosas” (1988) y “Alta Fidelidad” (2000). Aquí adapta una novela de Roddy Doyle (autor de “The Van”, también adaptada por Frears unos años más tarde), en formato de comedia tradicional sobre la reacción de los Curley, una familia numerosa de clase obrera cuando descubren que su hija adolescente Sharon (Tina Kellegher) se queda embarazada.

A partir de allí es un ir y venir de los pubs dublinenses en donde el padre de la hija, Dessie (Colm Meaney) indagará con sus amigos y el entorno “gossip” (entre ellos un desconocido Brendan Gleeson) las razones por las que su hija está en gestación, como intentar buscar la respuesta de quien es el padre. Finalmente recae en George Burgess (Pat Laffan, visto en “Barry Lyndon” de Stanley Kubrick en el papel de un enfurecido pariente de Ryan O´Neal), vecino de la casa de enfrente, un hombre casado, acosado por la madurez y que vende boletos para la rifa del equipo de fútbol del barrio, cuya hija Yvonne (Karen Woodley) es la mejor amiga de la sufrida Sharon. El hombre con cara de pena será el objetivo de los reproches de los Curley, antes que estos vean su identidad amenazada por el entorno “knocker” que no duda en hablar mal de ellos, después del patinazo de Sharon. Los Curley, como buenos irlandeses, dejan sus problemas a un lado y siguen luchando para mantener firme los cimientos de su hogar, aunque para ello suponga seguir soportando las peleas de los hijos pequeños por la casa, los subidones de volumen del televisor al cambiar de canal y la inesperada curiosidad del buenazo de Dessie para averiguar como se comporta el útero de una mujer en caso de pregnancia, que lo llevará hasta la biblioteca y así documentarse bien del tema.

Comedia familiar realista pero agradable y que sirve también para echar un vistazo a la ya, extinta, sociedad conservadora irlandesa donde el aborto es ilegal, se jura mucho por la Biblia pero que, ante tanta condición, familias como los Curley se divierten, bailan, montan en bicicleta y conviven ajenos a una realidad que prefieren dejar a un lado y que no dejan de acarrearles fuentes de problemas antes que ingresos. Como diría Sigmund Freud: “Los irlandeses son el único pueblo inmune al psicoanálisis”.
Natxo Borràs
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