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Voto de Natxo Borràs:
8
Western. Aventuras Los humildes habitantes de un pueblo mexicano, que viven modestamente de la agricultura, se hallan a merced de una despiadada banda de forajidos que constantemente les exigen un pago por sus cosechas. Como ellos no saben defenderse, deciden contratar los servicios de siete pistoleros, siete implacables mercenarios cada uno con una habilidad especial en el manejo de las armas. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mucho tiempo un “western” no había aportado tanto sentido de la aventura como lo es esta mítica película de John Sturges (La Gran Evasión) en la época dorada del género y que reunió al plantel actoral que triunfaba en su momento en la gran pantalla. Desde un consolidado Yul Brynner, los sorprendentes Steve McQueen, James Coburn, Charles Bronson, Robert Vaughn o el alemán Horst Buchholz y el injustamente relegado a secundario (a plano de importancia, siempre hay una oveja negra ignorada en el rebaño) Brad Dexter. Este grupo de forájidos sin destino deberán hacer frente desde el otro lado de la frontera a un grupo de bandidos liderados por Calvera (Elli Wallach, un octavo magnífico que brilla por su presencia) y que siembran el pánico en un pueblo mejicano.

¿Y tan éxito a raíz de clásico que representa ser por qué? Hay que tener en cuenta que no es más que una versión occidental y exportada del clásico de Akira Kurosawa “Los Siete Samurais” (1954). Un punto en su contra pero aún así acarreó sus consecuencias con la friolera (estamos hablando de una película del oeste si nos andámos con el tópico erróneo de que “todas son iguales”) de dos continuaciones; “El Regreso de los Siete Magníficos” (1966) en el que aparecía solamente Yul Brynner, y las más agotadas “La Furia de los Siete Magníficos” (1969) dirigida por Paul Wendkos y “”El Desafío de los Siete Magníficos” de George McCowan, interpretada por Lee Van Cleef en tiempos que el género ya iba de capa caída.

Al pensar en este “western” la imagen de Yul Brynner ataviado de negro y su forma hostil de andar, tan fría como robótica es digna de mención. Él mismo homenajearía a su personaje de Chris Adams en el díptico futurista de Michael Crichton; “Westworld” (1973) y “Future World” (1976) emulando a lo vaquero lo que sería en un futuro el prototipo del Terminator que conocimos en los ochenta.

Pero el verdadero maestro que inmortalizó “Los Siete Magníficos” fue indiscutiblemente Elmer Bernstein y su archiconocidísima banda sonora más tarareada que sus fuertes competidoras en los Oscar, a la que fue nominada en su categoría. Disputada con esa otra gran pieza del Oeste como es “El Alamo” compuesta por Dimitri Tiomkin o “Exodus”, partitura de Ernest Gold que fue la que se acabó llevando la estatuilla.
Natxo Borràs
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