No me gustan las películas del Oeste; salvando dos o tres que ahora tengo en mente, algunas muchas me parecen repetitivas, previsibles y hasta cutres en muchos casos.

Pero me encantó "Grupo Salvaje", un ritmo rápido, veloz, parece que eres tú la que va en caballo. Parece que sea el espectador el que bebe whisky y aspira el calor asfixiante del desierto. De una violencia increíble, sí, pero Peckinpah deja claro, a lo largo del film, que todos somos así. Somos esos niños que juegan con escorpiones y hormigas... la infancia y la violencia se mezclan en una sola voz en toda la película, así como la amistad y el desprecio, el amor y la destrucción. Las dos caras de la moneda sin ser dos caras, solo eso, una moneda.

Me quedo con la escena del pájaro moribundo en la habitación del burdel.