Pocos directores quedan ya capaces de narrar una historia, de hacer una película como lo hace Clint Eastwood. Incluso en sus últimos trabajos, un poco alejados de sus obras magnas, el clasicismo en la forma de rodar y de narrar han dado como resultado películas que están muy por encima de la retahíla de pretenciosidad que hay en la mayoría de los directores "modernos". Y en el caso de Sully incluso se puede decir que Eastwood se acerca a "Gran Torino" que es, para mí, su último gran trabajo.

No esperará ver el espectador en Sully complejidad en los planos o enfoques, ni secuencias que parecen querer llamar la atención del espectador sobre lo bueno que es el director del producto. Desde luego Sully no tiene nada de eso. Lo que sí que tiene es una historia interesante perfectamente narrada. Y lo importante es que Eastwood sabe sacar la esencia de lo que se quiere contar, no se pierde ni en caminos secundarios ni en explicaciones innecesarias, que el espectador no es tonto. Casi es cine clásico, noventa minutos para contar la esencia de la historia, el gusto por el detalle y con una cámara que se mueve lo justo. Y cuando toca acción también. En este caso el accidente del avión, donde todo se ve tan bien, está tan bien planteado que parece de fácil factura cuando en realidad no lo es, que aquí hay genialidad pues lo genial es saber qué es lo que tienes que mostrar para que sepas perfectamente qué está ocurriendo y no te pierdas nada a costa de planos de un segundo montados freneticamente que es lo que hubiera hecho cualquiera hoy día. Otra cosa más es el acierto que es respecto del buen ritmo de la película la visualización del accidente a modo de flashbacks.

Claro está que también en este caso la película se apoya en una importante interpretación de Tom Hanks que se lleva el peso de toda la película. Está muy bien secundado por Aaron Eckhart y por Laura Linney que no trabajaba con Eastwood desde Mystic River (2003). Aquí está el único pero que le pongo a la película pues las escenas en las que aparece Laura Linney, que están para que el protagonista pueda expresar sus dudas, la importancia de la familia, etc, me resultan casi sobrantes. Casí hubiera preferido ese tiempo para un mayor desarrollo de la relación entre los dos pilotos que, pienso, queda un poco coja.

Por último, siempre es de alabar el cuidado musical de las películas de Clint Eastwood, que no es que pretenda sobresalir sino que su tendencia hacia el jazz y el piano siempre me han gustado.