69/14(09/02/09) Buena ópera prima de Mathieu Kassovitz, reflejando un mundo que está omnipresente en todas las ciudades, un mundo en la periferia, barrios marginales con muchachos desarraigados que están en batalla permanente con la sociedad, son rebeldes sin/con causa, muchachos que buscando su lugar en el mundo se deslizan por la línea de la marginalidad, donde la ausencia de valores hace que afloren el instinto animal y que en esta cinta queda muy bien reflejado. El argumento nos relata un día en un barrio de París, el día después de unos disturbios callejeros por la agresión a un muchacho de color por la policía, tres muchachos, Vinz un judío (Vincent Cassel), Said, un musulmán (Saïd Taghmaoui) y Hub (Hubert Koundé) un muchacho de color, durante esta jornada se van cruzando con todo tipo de personajes que van conformando un mosaico de una sociedad en decadencia, una sociedad fracturada que su único futuro es la continua lucha, sacar pecho, fanfarronear para que no te devoren, cuando luego por dentro lo que tienen es miedo. La película contiene escenas brillantes, como la que se produce con el viejo en los servicios, con las preguntas que deja en el aire, como es la sensación de violencia que está impresa en las calles que recorre con sus enloquecidas luchas entre tribus urbanas. Un gran hándicap que tiene la cinta es que resulta algo maniquea al pintar a los policías de malos malísimos, se le ve el plumero al director, no hacía falta posicionarse tanto, pierde realismo en favor de la manipulación fácil. El trabajo de Vincent Cassel es extraordinario componiendo a un muchacho desarraigado en permanente estado de furia, pero que a la hora de la verdad no es capaz de hacer daño a nadie. Recomendable film a todos los que guste de retratos de una juventud que intenta que el mundo sea suyo. Fuerza y honor!!!