111/20(29/06/19) Rompedora comedia británica realizada y creada por el famoso grupo Monty Python (Graham Chapman, John Cleese, Terry Gilliam, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin, y dirigida por Gilliam y Jones), vuelta de tuerca humorística a la leyenda artúrica (Arturo, rey de Bretones, y cuatro de sus caballeros: Sir Bedevere, Sir Lancelot, Sir Robin y Sir Galahad), concebida durante la pausa entre tercera y cuarta temporada de la serie de tv de la BBC Monty Python's Flying Circus. Holy Grail se basa en nuevo material, parodiando la leyenda de la búsqueda del Santo Arturo del Rey Arturo, 30 años después, Idle usó la película como base para el musical Spamalot. La película narra las aventuras del rey Arturo en busca del Santo Grial y sus caballeros de Camelot, ello bajo el surrealista filtro Monty Python, donde no dejan títere con cabeza en su diatriba riéndose desde la institución Monárquica, la Iglesia Católica, el Belicismo, el Heroísmo, las leyendas Populares, y más y más, en un sinfín de parodias revestidas de un sentido mordaz que discurre por diferentes estilos, desde el absurdo, el oral, el slapstick, el irónico, el doble sentido, la ruptura de la cuarta pared, los cross-overs de tiempos (coctel en el que hay cabida para el cine histórico, el documental o el cine negro), o el metalenguaje (una escena colapsa porque vemos que al guionista le ha dado un infarto), mezclado con (desfasados hoy día y lastrantes animaciones creadas por Terry Gilliam) ello en sus claras características habían marcado a fuego en su obra icónica catódica “Monty Flying Circus”, donde además los miembros del equipo se reservaban varios papeles diferentes, incluso en escenas donde intervenían sus duales papeles. El grupo hace de la precariedad virtud, y por ejemplo, como no podían gastar presupuesto en caballos, decidieron hacer como los niños que fingen montar equinos, y tras ellos un criado haciendo con dos cocos el sonido de los cascos de los caballos cabalgando, o como no podían gastar en efectos visuales experimentados, lo hacen de modo cutre (las mutilaciones con sifones de sangre, lanzamiento de ganado, enormes saltos, el ataque de un feroz conejo,…) y de este modo aumentan si cabe las risas. La cinta tiene un hilo argumental nimio, una excusa para que los Monty desplieguen un tsunami de gags, y en este vendaval se amontonan buenos, muy buenos, geniales, y entre ellos algunos menos inspirados, pero en conjunto me resulta hartamente recomendable, entendiéndola como una notable telonera de la Obra Maestra del grupo como fue la posterior “La vida de Bryan”. Recaudo más que cualquier película británica exhibida en los Estados Unidos en 1975.

Protagonista de Los Caballeros de la Mesa Cuadrada recae en Graham Chapman, sólo da vida a Arturo y un par de pequeños secundarios, mientras John Cleese, Michael Palin, Eric Idle y Terry Jones encarnan a los caballeros y a multitud de personajes van encontrándose en el camino como monjes, aldeanos, príncipes y princesas, escuderos, magos, soldados. La dirección recae en Terry Jones y Terry Gilliam, este último era el único americano del grupo (los demás se conocieron durante su época de universidad en Cambridge) y se encargó casi siempre de las tareas de dirección y animación dentro del grupo, aunque también se dejó ver delante de las cámaras en pequeños papeles de relleno en alguna ocasión como es el caso de Los Caballeros de la Mesa Cuadrada.

La coherencia narrativa no existe, metraje es tropel de situaciones bufonescas, hay de muy desiguales signos, en este torbellino hay para todos los gustos, algunos han envejecido regularmente, pero los buenos son Homéricos y hacen la cinta trascienda el tiempo y se mantenga fresca y radiante con alguna peque-arruga. Sus dardos envenenados de gas-risa apuntan a la pompa de los Reyes, ejemplo cuando dos campesinos hablan al ver a Arturo: "Debe ser un rey. No tiene mierda sobre él" o el majestuoso entente que tiene el monarca feudal con otro campesino.
El Rey Arturo explicándole campesino porque es rey:
-Pero quién se ha creído qué es?-le pregunta el campesino
-Soy el Rey.
-Pues yo no le voté (le espeta el labriego)
-A un Rey no se le vota (dice Arturo)
-Entonces, cómo llegó a ser Rey? (le inquiere el campesino)
-Iba camino de Camelot cuando de repente emergió de las aguas la dama del lago y con su mano enfundada en un guante de seda me lanzó la espada de Excalibur...
-Así que usted es Rey sólo porque una furcia acuática le lanzó una espada...

La crítica a la superchería e ignorancia radical de la inquisición que ve brujas por todos lados (incluso hoy día):
Una turba ataca a una mujer.
-Es una bruja es una bruja!
-Cómo lo sabéis?
-Porque me convirtió en grillo... y mejoré (...)
- Qué se quema aparte de brujas?
-Más brujas!
-No, madera
-Por qué se queman las brujas?
-...Porque... están hechas de madera. (...)
Terminan haciendo una prueba científicamente irreprochable cuando la ponen en una báscula y si pesa igual que un pato indudablemente es una Bruja (¿?).

Se rien una y otra vez del belicismo, como cuando discuten Arturo y un guardia de un castillo desde la muralla, y esto deriva en una pelea intrascendente sobre cocos y golondrinas; O el duelo entre el caballero Negro y Arturo, donde el rey va sesgándole extremidades y el lisiado no hace más que decir que en peores se ha visto, haciendo saña de la arrogancia del honor llevada al extremo…-“Ahora rendíos, digno adversario"
- "No es más que un arañazo"
- "Qué decís? Os he cortado un brazo"
- "No, no es cierto"
– "Entonces, eso qué es?"
- "Heridas más graves he sufrido"…

…; O la gran carnicería provocada por el Monstruo-conejo; Se rien de la Iglesia Católica y su contradictorio belicismo de la Edad Media, ello magníficamente expresado en la recitación de los párrafos de la Santa Granada cual versículos de la Biblia. Un sacristán: "Bendice esto (la Santa Granada), O Señor, eso con eso, para destruir a tus enemigos en pequeños pedazos…”