Una de las múltiples películas del hombre lobo creado por el mítico Paul Naschy (La Marca del Hombre Lobo, 1968) que tanto ha aportado al fantaterror. Dirigida por el mismo que nos regaló Dr. Jekyll y el Hombre Lobo (1971) y protagonizada por el ya mencionado Paul Naschy y Gaby Fuchs (Las Torturas de la Inquisición, 1970).

En una oscura sala dos forenses retiran una bala de plata de un cadáver, que vuelve a la vida y mata a los dos médicos. Waldemar Daninsky, el hombre lobo, ha resucitado. Dos jóvenes universitarias que han estado trabajando en un estudio sobre superstición y magia negra creen haber localizado la tumba de la condesa Wandesa Darvula de Nadasdy, la terrible adoradora del Diablo. Las dos jóvenes viajan al norte de Francia en busca de la tumba, pero se pierden en un bosque. Waldemar las encuentra y las invita a su casa. A la mañana siguiente, las muchachas y Waldemar descubren la tumba de Wandesa cerca de las ruinas de una vieja abadía.

Una de las obras insignias de una época muy relevante en cuanto a cine de terror en nuestro país, en que películas como esta proliferaron contra viento y marea, estos años se ven reflejados en muchos elementos como unos desnudos completamente gratuitos y una banda sonora que es más típica de otro tipo de cine muy diferente. La película consigue mantener la atención del espectador durante su escueto metraje de 86 minutos pese al tono de serie b que acompaña la película, gracias a una trama que sabe reinventar a su manera a los monstruos clásicos y que mezcla tanto hombres lobos como vampiros consiguiendo algunas escenas inquietantes aunque deje de camino otras que chirrían.

La Noche de Walpurguis es una película a la que es complicado valorar desde un punto de vista objetivo, pues representa una época muy relevante en el terror español, y aunque es una clara explotación de películas de sobra reconocidas, consigue tener alma propia y hacerse valer por sí misma.

Nota personal 6/10