Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Redelbe:
10
Western En Texas, dos años antes de estallar la Guerra Civil Americana, King Schultz (Christoph Waltz), un cazarrecompensas alemán que sigue la pista a unos asesinos para cobrar por sus cabezas, le promete al esclavo negro Django (Jamie Foxx) dejarlo en libertad si le ayuda a atraparlos. Él acepta, pues luego quiere ir a buscar a su esposa Broomhilda (Kerry Washington), esclava en una plantación del terrateniente Calvin Candie (Leonardo DiCaprio). (FILMAFFINITY) [+]
20 de enero de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una nueva obra maestra de Quentin Tarantino. Ahondando en su nuevo camino temático emprendido con 'Malditos bastardos', consigue dotar a su estilo ya conocido de una estimulante madurez y profundidad. Se equivocan aquellos que sólo se acercan al cineasta con interés por sus referencias e influencias. Eso da igual, la verdad, aunque es especialmente interesante ver como todos estos elementos siempre presentes en sus films están cobrando un sentido y una coherencia absolutos.

El fresco de una etapa decisiva y vergonzosa de la historia de Estados Unidos se produce con respeto, conocimiento, lucidez, emoción y una fuerte carga ideológica y moral. La violencia aquí es justificable y necesaria narrativamente y, sin titubear, la muestra con crudeza real y respetuosa en la piel negra y en forma de slapstick, ficticia, intrascendente, en la piel blanca. Bien.

Más. Queda claro que Tarantino asume que hay gente que es escoria que impide la vida y la libertad (física y moral) a los demás con su sola presencia. Esta gente es gente mala y representan el Mal. Corrompen todo, acaban con todo. Son nuestros enemigos y nos obligan a escoger entre ellos o nosotros. Y Tarantino no duda: nosotros. Por pura supervivencia. Y es que defiende que los grandes cambios son necesariamente traumáticos y vienen provocados por nuestra fuerza, impulsada ésta a su vez por la verdad y la justicia.

Ideas como estas, peliagudas y peligrosas -siempre transitando en una suerte de equilibrio imposible entre aquello moralmente aceptable y aquello que no- en manos equivocadas darían lugar a un producto denunciable, execrable, pero pasadas por el intelecto genialoide de Quentin Tarantino, nos regalan tres horas de placer, de redención, de verdad y libertad. Al alcance sólo de alguien tan talentoso, con tanta inteligencia y con tanto sentido común como él.

Este cineasta es cada vez más grande, está produciendo una filmografía de una dimensión artística y moral extraordinaria y, por este camino, puede llegar a cotas imperecederas, trascendiendo incluso el cine para instalarse definitivamente como referencia ineludible en la historia del arte. Bravo.
Redelbe
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow