Cuando uno se dispone a ver una película que narra un hecho histórico o que versa sobre un personaje real que ha existido, casi siempre le entran dudas sobre la autenticidad de lo que ve, lamentablemente los conocimientos que tenemos la mayoría de los mortales no son demasiado extensos sobre muchos personajes, y creo que esta circunstancia es a menudo utilizada por algunos contadores de historias para explicarnos lo que ellos quieren y como ellos desean. Idi Amin es un personaje relativamente reciente, no hace tanto que gobernó Uganda de forma bastante terrorífica, eso lo sabemos, pero algunas cosas de las que nos explican en esta cinta me parecen muy noveladas y un tanto rocambolescas.
Para comenzar el personaje del médico que es el verdadero protagonista no es nada creíble, desde un principio no da el tipo mires por donde lo mires, y las cosas que le suceden son en algunos casos irrisorias, me cuesta creer que lo que vemos sean hechos que realmente ocurrieron, y si así fue, si es cierto que sucedieron nos lo relatan tan mal que parece que pretendan lo contrario. Tal vez tampoco ayuda demasiado la elección del actor que lo interpreta.
A Forest Whitaker le dieron el Oscar por este papel, a mi me parece que no es para tanto, lo veo demasiado histriónico en algunos pasajes y en cualquier caso siempre exagerado, pero de todos modos él junto con tres o cuatro escenas puntuales que están bastante conseguidas es lo único que podemos salvar de esta película, me parece muy poco para el juego que daba ese periodo de la historia de Uganda.