Un joven recoge a un hombre que hace autostop en una noche lluviosa, a partir de ese momento dará comienzo una de sus peores pesadillas.
La historia tiene un comienzo brutal e impactante, atesorando una frialdad escalofriante, en el momento que el acompañante manifiesta sus perversas intenciones. Semejante inicio, despierta el interés vertiginosamente, pero lamentablemente el interés suscitado, se desvanece progresivamente al apoyarse en un guión endeble, plagado de situaciones forzadas y alejadas de cualquier tipo de lógica.
Posiblemente el inicio formidable y atractivo, se convierta también en el talón de Aquiles de la trama, ya que no deja espacio para el misterio, ni tiempo para el desarrollo de los personajes, es como la chispa que enciende la mecha de una explosión destructiva.
Dejando de lado las incoherencias e inverosimilitudes que presenta su guión, la película sobrevalorada, se beneficia de la buena labor interpretativa por parte de Rutger Hauer, que ofrece un personaje inquietante, siniestro, frío e implacable.
El resto de la trama queda completada por diversas secuencias de acción, que rellenan el vacío argumental.