Notable musical dirigido por el que fue la pareja de Agnès Varda durante muchos años. Sin caer en el sentimentalismo, el realizador francés dirige una historia de amor triste y desoladora, exenta de esa sensiblería propia de este tipo de obras.

La obra del director galo narra cómo una joven que trabaja en una tienda de paraguas con su madre se enamora de un mecánico mayor que ella. Ambos se prometen amor eterno, pese a la oposición de la progenitora de Geneviève. Con la partida de Guy a Argelia para realizar el servicio militar, a la bella mujer se le planteará un delicado dilema emocional, teniendo que decidir entre esperarle o casarse con un vendedor de joyas que le asegure una buena posición económica, con el beneplácito de su madre, que le presionará para que acepte la petición.

La película está impregnada de un cierto aire de romance propio de un cuento de hadas, apoyándose para ello en una angelical e hipnótica Catherine Deneuve, con una mirada llena de encanto que los hombres no pueden resistir. La originalidad del filme reside, en que a diferencia de otros musicales, en éste todos los diálogos son cantados, provocando un efecto hermoso. A priori la idea podría parecer cursi, pero Jacques Demy escapa con acierto de ese tipo de escenas.

Llama la atención el rico cromatismo de todos los planos, sobre todo en el interior de los decorados y en el vestuario de los personajes, reinando los tonos azules, verdes, violetas y rosáceos. Una obra que seguro que influyó a Chazelle a la hora de confeccionar "La La Land" o a Almodóvar, con esa estética tan colorida.

Imprescindible dentro del género.