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España España · Badajoz
Voto de Pachón :
10
Drama A comienzos del siglo XV, el monje pintor Andrei Rublev acude junto con sus compañeros a Moscú para pintar los frescos de la catedral de la Asunción del Kremlin. Fuera del aislamiento de su celda, Rublev comenzará a percatarse de las torturas, crimenes y matanzas que tienen aterrorizado al pueblo ruso... La biografía del pintor ruso Andrei Rublev -Andrei Rubliov-, famoso por sus iconos, sirve de base para hacer un minucioso retrato de ... [+]
27 de agosto de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que narra parte de la vida del religioso pintor de iconos Andrei Rublev. A su vez, su vida se encuadra en los primeros años del siglo XV en Rusia. Aunque la obra trate sobre el artista, la vida de Andrei no copa casi por completo las tres horas que dura la película, si no que una considerable parte de ella se centra en los devenires de otros personajes y el discurrir de la historia rusa. Esto hace que el film no sea un simple "biopic" si no que nos muestra la situación sociohistórica que viven en el momento: invasiones de los tártaros, rigidez de la Iglesia Ortodoxa, persecución de herejes y paganos, despotismo de los grandes príncipes y las luchas entre ellos, etc. Estos temas son también, aunque en abstracto y junto a otros como la independencia creadora del arte, los principales de la película.

Pero no debemos olvidar que esta obra maestra es resultado de la genialidad soviética del director Andrei Tarkovsky. Él nos deleita con unas imágenes cuidadosamente rodadas, las cuales todas ellas en conjunto integran unas escenas de gran lirismo, casi oníricas, que se aderezan con diálogos profundos y llenos de significado pero que no caen en la artificiosidad sino que, al contrario, se presentan y se digieren como algo totalmente natural y espontáneo. Destacable es el manejo del tiempo narrativo por parte del director: aunque la película se divide en ocho capítulos, cada uno en un año determinado, Tarkovsky es capaz de dar saltos narrativo-temporales (en ese espacio de tiempo) hacia atrás y hacia delante con total soltura sin que se produzcan interrupciones en la fluidez del tiempo narrativo y en el procesamiento del desarrollo de la historia.

Gran parte de las imágenes carecen de música, siendo los únicos sonidos los diálogos y ruidos ambiente muchas veces amplificados e incrustados en la escena con gran maestría, haciendo que prestemos atención a los sonidos en los que el director quiere que nos fijemos. A la hora de aparecer la banda sonora ésta hace acto de presencia, pues suena en los momentos indicados dando trascendencia, y un toque espiritual muchas veces, a lo que ocurre en escena.

La película es de acción lenta y algo densa, por eso no es recomendable verla si uno anda algo desconcentrado pues se puede perder gran parte de la enjundia de lo que nos quiere transmitir Tarkovsky. Pero es totalmente recomendable verla al menos una vez en la vida pues un espectáculo lírico y estético como pocas veces hemos podido ver en el la historia de las imágenes en movimiento.
Pachón
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