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México México · Monterrey
Voto de Quique Mex:
8
Drama Cuenta la historia de dos adolescentes que salen de su aldea y a los que pronto se suma un chico indígena. Juntos vivirán la terrible experiencia que padecen millones de personas, obligadas por las circunstancias a emprender un viaje lleno de peligros y con un final incierto. En el camino aflora la amistad, la solidaridad, el miedo, la injusticia, el dolor. (FILMAFFINITY)
13 de mayo de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres jóvenes amigos deciden partir de su país de origen, Guatemala, para ir en pos del sueño americano, para ello tendrán que cruzar todo México; la mayor parte del viaje deberán ir montados en el tren conocido como “la bestia”, y sortear un sinfín de dificultades y contratiempos.

Ellos son Juan, Samuel y Sara, quien sabiéndose más vulnerable por su condición de mujer se hará pasar por varón; después conocerán a Chauk, un indígena tzotzil que no habla español, y a quien Juan le muestra su rechazo a cada instante. Luego de cruzar la frontera con México son deportados, ahí Samuel decide quedarse, Sara y Juan volverán a intentarlo, y Chauk buscará integrarse con ellos para juntos tratar de llegar a su destino.

La ópera prima de Quemada-Diez es una historia ya muy trillada y que ha sido contada en filmes muy recientes (las menores Sin nombre y La vida precoz y breve de Sabina Rivas), sin embargo el debutante director español radicado en México logra un film muy humano y entrañable pero al mismo tiempo tan duro como la realidad misma.

Es una película que esquiva con mucha precisión cualquier tipo de clichés, golpes bajos y maniqueísmos, lo hace con una puesta en escena más bien clásica, sin mucho aspaviento y con un rigor que parece ajeno a un debutante.

Quemada-Diez centra su relato en su trío protagonista: Brandon López, Rodolfo Domínguez y Karen Martínez, todos magníficos en su papel, los acompaña en sus primeras interacciones, en sus flirteos y en los rechazos que deberán ir cambiando por aceptación al saberse un equipo, sobre todo cuando se enfrenten a peligros que no conviene desvelar.

El viaje se vuelve inevitable, y allí cambiará todo, pero el director más que ocuparse en los personajes con los que se van encontrando, los que los ayudan y quienes los meterán en serias dificultades, incluso disgregando al trío, se mantiene siempre al lado de sus personajes, en su dolor, y en sus mínimas alegrías.

Quizá su historia no sea la más original, pero La jaula de oro es una película que evade morbos y sentimentalismos; un film áspero pero noble y conmovedor que merece la pena verse.
Quique Mex
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