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España España · Costa mediterránea
Voto de Antoine Czirszn:
10
Drama Principios del siglo XX. David Aaronson, un pobre chaval judío, conoce en los suburbios de Manhattan a Max, otro joven de origen hebreo dispuesto a llegar lejos por cualquier método. Entre ellos nace una gran amistad y, con otros colegas, forman una banda que prospera rápidamente, llegando a convertirse, en los tiempos de la Ley Seca (1920-1933), en unos importantes mafiosos. (FILMAFFINITY)
12 de abril de 2011
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
... o lo que es lo mismo, una emoción muy intensa, que es lo que experimenté durante y tras el visonado de "Érase una vez en América".
Llevaba mucho tiempo queriendo ver esta película, pero había ido demorando el momento hasta que tuviera el tiempo libre necesario para verla. Por fin llegó el día y estaba más que mentalizado para pasarme toda una tarde sentado en el sofá; y es que los larguísmos metrajes me echan para atrás. Pero esta película me ha dado una lección.

El director cuenta la vida de unos personajes a través de una estructura en flash-backs muy bien traídos, funcionando de manera sobresaliente. Algunos dicen que es un poco liosa en ese aspecto, pero no es así, pues hay que darse cuenta de que el final es completamente redondo. No son, sin embargo, unos personajes entrañables, sino que son gángsteres en miniatura, que violan la ley sin pudor alguno. Pero conforme pasa la cinta, te vas encaprichando de ellos, los entiendes, te preocupas por ellos, sufres con ellos, te enamoras con ellos, te correo la envidia como a ellos, te vuelves loco y codioso, o tranquilo y apático, como ellos.

Violenta, tierna, arroyadora, traviesa, compleja, sencilla, profunda. Es ARTE, con mayúsculas, repleta de imágenes y escenas técnicamente muy buenas y que no se irán de tu memoria, como por ejemplo:
- La fotografía de la primera secuencia de la película, con la chica de De Niro enfrentándose a unos cuantos gángsteres.
- La bailarina Debora, espiada desde el baño del bar. El flash-back que introduce esta escena es genial.
- Una de las muertes, muy al estilo "western", todos huyendo a cámara lenta y con la estremecedora música de Morricone.
- Los pasteles de nata de la juguetona Peggy y la escena de la escalera, debatiéndose entre la gula o la lujuria.
- La escena de los bebés, un claro homenaje a "La naranja mecánica".

En definitiva, una película imprescindible, para ver más tarde o más temprano, pero para verla sabiendo que vas a contemplar algo grande (en extensión y en calidad).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antoine Czirszn
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