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España España · ALCALÁ DE HENARES
Voto de Inaki Lancelot:
8
Drama Solo tiene diez años, pero Jack sabe más de la vida que muchos adultos. Desde que se levanta hasta que se acuesta se ocupa de su hermano pequeño, Manuel, y organiza la casa. Su madre, soltera, quiere mucho a sus hijos, pero no se ocupa de nada. Cuando Manuel se quema accidentalmente en el baño, Jack carga con las culpas y es internado en un centro social. Acosado por un compañero mayor, decide escapar y volver con su madre, pero ella ha ... [+]
28 de septiembre de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Duro e inquietante este relato de alta carga emocional, que sitúa en el centro de la acción a dos niños. Conmovedora hasta el extremo su forma de arrancar al espectador de su silla para que interiorice el más puro desvalimiento y abandono.

En la superficie de la trama, un infante de unos diez años obligado a tomar prematuras riendas de adulto y otro de unos cinco a merced del anterior. A su alrededor, una sociedad de adultos infantilizados y perdidos en cuitas vergonzantes. Quienes, lejos de dar protección, los agreden. Como punto de esperanza, el esmero en el cuidado del mayor hacia el pequeño, sus notas de aprecio y su forma de darle calor, a pesar de todo.

Niños de acogida que, inteligencia del guión, no son sirios ni haitianos sino alemanes. Hijos desafortunados que, en el subtexto, nos inquieren sobre nuestra atención a la infancia, nuestra hospitalidad hacia el débil y hacia los diferentes …

La estructura del argumento recuerda a aquel “De los Apeninos a los Andes” en la que un niño llamado Marco cruzaba océanos en busca de su progenitora. Emparentada con aquella crítica a los insensibles servicios sociales, «Ladybird, ladybird» que construyó Ken Loach, y con la crónica familiar la también británica «Fish tank». Pero situada ahora en Alemania, en un entorno urbano, en el que abunda la tecnología y se aprecia un epidérmico desarrollo.

«Jack» es una obra dolorosa y, en cierta medida, desesperanzadora. Dirigida con un excelente pulso que anuncia la inminencia de una nueva caída. Recreando un ambiente opresivo que anticipa que la alegría será siempre efímera. Que nos sumerge en la médula de la vulnerabilidad infantil y provoca en el espectador un dolor más allá del de los protagonistas, unos niños que no pueden añorar lo que no han conocido. Valioso hallazgo este del realizador, que hacer sentir a los espectadores lo que los protagonistas no pueden experimentar.

Todo rodado sin ningún tipo de efectismo, con un estilo recio, documental. A la vez que dinámico y con muy buen ritmo. Para conformar una obra de la que uno no puede despegarse, de la que no quiere conocer el final porque lo teme y no será posible cambiarlo. Una historia desestabilizadora e inquisitiva, que provoca pavor sin golpes musicales. Que transmite una intensa sensación de incertidumbre y la única certeza de algún indeterminado peligro inminente.

En la que destaca la actuación del niño protagonista, Ivo Pietzcker, cuya mirada hacia el final del metraje, asimilando e interpretando lo sucedido, se queda marcada en la memoria.

«Jack» atrapa la atención mientras apela a la toma de responsabilidad frente a la desprotección. Culminando su relato local en todo un llamamiento a la acogida universal.
Inaki Lancelot
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