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Voto de Normelvis Bates:
8
6.8
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Drama. Comedia
Jasmine, una mujer rica y glamourosa de la alta sociedad neoyorquina, se encuentra de repente sin dinero y sin casa. Decide entonces mudarse a San Francisco a vivir con su hermana Ginger, una mujer de clase trabajadora que vive con su novio en un pequeño apartamento. Jasmine, que atraviesa el momento más crítico de su vida, se dedica a tomar antidepresivos y a recordar su antigua vida en Manhattan. (FILMAFFINITY)
24 de noviembre de 2013
36 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es mi última crítica en FilmAffinity, y es a la vez una suerte y una lástima que así sea.
Es una suerte porque escribo estas líneas después de haber recuperado un ritual que seguí durante años y que hasta ayer creía perdido para siempre, el de ir al cine en buena compañía a ver la última de Woody Allen y salir de la sala reconciliado con la vida y agradecido por la enorme fortuna que ha supuesto para mí el haber podido disfrutar, durante años y años, del talento de uno de los contados artistas que le van quedando al cine. Que mis últimas palabras en FilmAffinity tengan como excusa una película de Woody Allen, y que, además, sirvan para constatar el regreso del mejor Allen, es algo que me basta para mantener el ánimo alto durante todo el día.
Ahora es cuando debería hablar de la película, de su argumento hábilmente desplegado, de sus avances y retrocesos en el tiempo, del as en la manga que se guarda Allen para dar, en los minutos finales, una ingeniosa y sutil vuelta de tuerca al sentido global de la peli. Podría escribir acerca del talento descomunal que Allen ha demostrado en incontables películas para ofrecer delicados y hondos retratos femeninos, de esa Jasmine French que pasará, sin duda, a formar parte de su galería de personajes memorables. Podría hablar del sensacional trabajo de Cate Blanchett y del poco suspense que habrá este año en la gala de los Oscars a la hora de dar el premio a la mejor actriz: será suyo. Podría repasar el excelente trabajo del siempre infravalorado Alec Baldwin, o celebrar el regreso a lo grande de ese entrañable zoquete llamado Andrew Dice Clay, o dedicar algún chiste a la ausencia de Lady Pe, o mostrar mi alegría porque Allen haya cerrado su mediocre tour europeo y haya regresado a las calles de Manhattan y San Francisco.
Pero no lo haré. Porque ya he dicho que, además de una suerte, es una lástima que sea esta peli la última que comento aquí. Y si es una lástima es porque cierro voluntariamente cuatro años en los que no sólo me he divertido escribiendo acerca de algo que ha llenado y seguirá llenando buena parte de mis días, sino porque gracias a mi paso por aquí he entrado en contacto con gente extraordinaria, con los que he compartido tan buenos momentos y de los que he aprendido tanto que sería tarea inútil tratar de agradecérselo. Tipos como Quim, Xavi, Nacho, Héctor, el misterioso señor Talibán y tantos otros con los que comparto una pasión que, tranquilos, sigue encendida y que, todavía, iluso de mí, espero compartir algún día entre risas y cervezas, en Polonia o donde sea. Gracias, gracias, gracias mil a todos.
Gracias mil también a quienes, de un modo u otro, me han hecho saber que alguno de mis textos les había interesado. Cuando uno empieza a llenar de palabras una página en blanco no sabe muy bien si esa tarea sirve para mucho más que para hablar solo, para contarse a uno mismo lo que cree haber visto sobre una pantalla unas horas o unos días atrás. A quién le puede importar, se dice uno a veces. Saber que sí le sirve a alguien, que en cualquier lugar y momento alguien se ha tomado la molestia de leer esas palabras escritas a solas y abandonadas a su suerte en una red inmensa y plagada de mensajes casi idénticos y que, después, esa persona se siente además impulsada a ponerse en contacto contigo para decírtelo es, de largo, lo más misterioso y reconfortante que me ha dado FilmAffinity.
Sólo por eso ya habría valido la pena haber pasado por aquí.
Es una suerte porque escribo estas líneas después de haber recuperado un ritual que seguí durante años y que hasta ayer creía perdido para siempre, el de ir al cine en buena compañía a ver la última de Woody Allen y salir de la sala reconciliado con la vida y agradecido por la enorme fortuna que ha supuesto para mí el haber podido disfrutar, durante años y años, del talento de uno de los contados artistas que le van quedando al cine. Que mis últimas palabras en FilmAffinity tengan como excusa una película de Woody Allen, y que, además, sirvan para constatar el regreso del mejor Allen, es algo que me basta para mantener el ánimo alto durante todo el día.
Ahora es cuando debería hablar de la película, de su argumento hábilmente desplegado, de sus avances y retrocesos en el tiempo, del as en la manga que se guarda Allen para dar, en los minutos finales, una ingeniosa y sutil vuelta de tuerca al sentido global de la peli. Podría escribir acerca del talento descomunal que Allen ha demostrado en incontables películas para ofrecer delicados y hondos retratos femeninos, de esa Jasmine French que pasará, sin duda, a formar parte de su galería de personajes memorables. Podría hablar del sensacional trabajo de Cate Blanchett y del poco suspense que habrá este año en la gala de los Oscars a la hora de dar el premio a la mejor actriz: será suyo. Podría repasar el excelente trabajo del siempre infravalorado Alec Baldwin, o celebrar el regreso a lo grande de ese entrañable zoquete llamado Andrew Dice Clay, o dedicar algún chiste a la ausencia de Lady Pe, o mostrar mi alegría porque Allen haya cerrado su mediocre tour europeo y haya regresado a las calles de Manhattan y San Francisco.
Pero no lo haré. Porque ya he dicho que, además de una suerte, es una lástima que sea esta peli la última que comento aquí. Y si es una lástima es porque cierro voluntariamente cuatro años en los que no sólo me he divertido escribiendo acerca de algo que ha llenado y seguirá llenando buena parte de mis días, sino porque gracias a mi paso por aquí he entrado en contacto con gente extraordinaria, con los que he compartido tan buenos momentos y de los que he aprendido tanto que sería tarea inútil tratar de agradecérselo. Tipos como Quim, Xavi, Nacho, Héctor, el misterioso señor Talibán y tantos otros con los que comparto una pasión que, tranquilos, sigue encendida y que, todavía, iluso de mí, espero compartir algún día entre risas y cervezas, en Polonia o donde sea. Gracias, gracias, gracias mil a todos.
Gracias mil también a quienes, de un modo u otro, me han hecho saber que alguno de mis textos les había interesado. Cuando uno empieza a llenar de palabras una página en blanco no sabe muy bien si esa tarea sirve para mucho más que para hablar solo, para contarse a uno mismo lo que cree haber visto sobre una pantalla unas horas o unos días atrás. A quién le puede importar, se dice uno a veces. Saber que sí le sirve a alguien, que en cualquier lugar y momento alguien se ha tomado la molestia de leer esas palabras escritas a solas y abandonadas a su suerte en una red inmensa y plagada de mensajes casi idénticos y que, después, esa persona se siente además impulsada a ponerse en contacto contigo para decírtelo es, de largo, lo más misterioso y reconfortante que me ha dado FilmAffinity.
Sólo por eso ya habría valido la pena haber pasado por aquí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Y me quedas tú, claro. Como puedo señalarte con el dedo, lo hago, The Best Guitarist Ever, antes conocido como Ronnie James Dio, Ritchie Blackmore, Deep Purple, Rainbow, Gonzalo, Uztaila, Cascarrabias, Piloto Nocturno, Matar al Cerdo Hrundi y alguno más que se me olvida. Te dejo el campo libre para que sigas con tus jueguecitos. Podrás volver a votar tus propias críticas desde cuentas fantasma y sabotear las del resto de usuarios. Podrás escribir una y otra vez las mismas tonterías de siempre sobre el mismo puñado de películas. Cuando no tengas ganas de escribir, podrás copiar el texto de cualquier carátula de DVD y hacerlo pasar por tuyo. Podrás cambiar de disfraz una y mil veces sin que nadie te chiste. Podrás insultar a quien te dé la gana. El campo es tuyo, campeón.
Lo que no ya podrás hacer, ay, será tenerme en tus brazos y susurrarme tiernas palabras de amor. Sé que te estoy partiendo el corazón, pero debes ser fuerte. Encontrarás a alguien que me sustituya. Te mando un mensaje cantado y un vídeo para que vayas eligiendo maromo. Hay cinco hombretones ahí; alguno habrá que haga tilín.
http://www.youtube.com/watch?v=Tj96QFzOL5Y
Éste debe de ser el día más triste de mi vida.
Te dije que vinieras hoy aquí para darte malas noticias.
No podré verte más
debido a mis obligaciones y a tus ataduras.
Nos hemos estado encontrando aquí cada día,
y ya que éste es nuestro último día juntos,
quiero abrazarte una vez más.
Cuando te des la vuelta y te alejes, no mires atrás.
Quiero recordarte así.
Tan sólo besémonos y digámonos adiós.
Tenía que verte hoy aquí.
Hay tantas cosas que decir.
Por favor, no me interrumpas hasta que haya acabado.
Esto es algo que odio hacer.
Nos hemos estado encontrando aquí durante mucho tiempo.
Supongo que lo que hicimos estuvo mal.
Por favor, cariño, no llores.
Tan sólo besémonos y digámonos adiós.
Han pasado muchos meses,
(Te voy a echar de menos)
te voy a echar de menos, no puedo mentir.
(Te voy a echar de menos)
Estoy atado y también tú lo estás.
Creo que esto es lo correcto.
Me va a doler, no puedo mentir.
Tal vez encuentres, encuentres a otro chico.
Entiéndeme, ¿lo intentarás?
Tan sólo besémonos y digámonos adiós.
(Te voy a echar de menos)
te voy a echar de menos, no puedo mentir.
(Te voy a echar de menos)
Entiéndeme, ¿lo intentarás?
(Te voy a echar de menos)
Me va a doler, no puedo mentir.
(Te voy a echar de menos)
Coge mi pañuelo, sécate los ojos.
(Te voy a echar de menos)
Tal vez encuentres, encuentres a otro chico.
(Te voy a echar de menos)
Tan sólo besémonos y digámonos adiós, cariño.
(Te voy a echar de menos)
Por favor, no llores.
(Te voy a echar de menos)
Entiéndeme, ¿lo intentarás?
(Te voy a echar de menos)
Tan sólo besémonos y digámonos adiós.
Adiós, palomita mía. Pronto sólo me quedará de ti tu recuerdo.
Bueno, eso y tu ip.
Lo que no ya podrás hacer, ay, será tenerme en tus brazos y susurrarme tiernas palabras de amor. Sé que te estoy partiendo el corazón, pero debes ser fuerte. Encontrarás a alguien que me sustituya. Te mando un mensaje cantado y un vídeo para que vayas eligiendo maromo. Hay cinco hombretones ahí; alguno habrá que haga tilín.
http://www.youtube.com/watch?v=Tj96QFzOL5Y
Éste debe de ser el día más triste de mi vida.
Te dije que vinieras hoy aquí para darte malas noticias.
No podré verte más
debido a mis obligaciones y a tus ataduras.
Nos hemos estado encontrando aquí cada día,
y ya que éste es nuestro último día juntos,
quiero abrazarte una vez más.
Cuando te des la vuelta y te alejes, no mires atrás.
Quiero recordarte así.
Tan sólo besémonos y digámonos adiós.
Tenía que verte hoy aquí.
Hay tantas cosas que decir.
Por favor, no me interrumpas hasta que haya acabado.
Esto es algo que odio hacer.
Nos hemos estado encontrando aquí durante mucho tiempo.
Supongo que lo que hicimos estuvo mal.
Por favor, cariño, no llores.
Tan sólo besémonos y digámonos adiós.
Han pasado muchos meses,
(Te voy a echar de menos)
te voy a echar de menos, no puedo mentir.
(Te voy a echar de menos)
Estoy atado y también tú lo estás.
Creo que esto es lo correcto.
Me va a doler, no puedo mentir.
Tal vez encuentres, encuentres a otro chico.
Entiéndeme, ¿lo intentarás?
Tan sólo besémonos y digámonos adiós.
(Te voy a echar de menos)
te voy a echar de menos, no puedo mentir.
(Te voy a echar de menos)
Entiéndeme, ¿lo intentarás?
(Te voy a echar de menos)
Me va a doler, no puedo mentir.
(Te voy a echar de menos)
Coge mi pañuelo, sécate los ojos.
(Te voy a echar de menos)
Tal vez encuentres, encuentres a otro chico.
(Te voy a echar de menos)
Tan sólo besémonos y digámonos adiós, cariño.
(Te voy a echar de menos)
Por favor, no llores.
(Te voy a echar de menos)
Entiéndeme, ¿lo intentarás?
(Te voy a echar de menos)
Tan sólo besémonos y digámonos adiós.
Adiós, palomita mía. Pronto sólo me quedará de ti tu recuerdo.
Bueno, eso y tu ip.