Yo desde la enorme decepción que me causó la saga de "El Padrino" procuro no crearme ilusiones con ninguna película en general y si es de mafias en particular, mucho menos aún. Así que "Donnie Brasco", no confundir con "Donnie Darko" (2001), ese extraño thriller fantástico de Jake Gyllenhaal, no iba a ser una excepción a pesar del 7,4 de esta página o la dupla formada por Al Pacino y Johnny Depp, que por cierto, están muy bien los dos, sin olvidarse de Michael Madsen. Dicho esto, la película se sostiene, incluso te llegas a involucrar, más con el policía que con el mafioso, en este viaje a los entresijos de la mafia en horas bajas que nos propone Mike Newell. Lo malo, aunque no es un fallo, es que argumentalmente el subtema del policía infiltrado lo hemos visto muchas veces, en los peores trabajos, "Infiltrados" (2006), como en las obras maestras. En este sentido, recomiendo "El clan de los irlandeses" (1990), obra muy, muy superior a la presente.

"Donnie Brasco" juega con la medio ventaja de estar basada en hechos reales, y digo media, porque por regla general, este rasgo le resta espectacularidad y por supuesto, profundidad a un trabajo. La vida real no es tan arquetípica como algo inventado por un escritor. Sea como fuere, resulta que el agente Joseph Pistone (Johnny Depp) se hace pasar por un traficante de joyas, con el objeto de infiltrarse en la mafia italiana de Nueva York. Esto sucedió realmente, incluso por lo que he leído, de una forma más potente de lo que refleja Newell. Tal y como lo hace el director británico, queda demasiado sencillo, especialmente en su brusco principio y su apresurado final pero sobre todo en lo fácil que resulta entrar en la Cosa Nostra. De hecho, se ve bastante raro que no sospechen nunca de él. Poca violencia y una trama nada del otro mundo, pero con cierto saber hacer. Gustará especialmente a los amantes de este subgénero gangsteril.