A mi juicio, “El Padrino” es el Rolls-Royce del séptimo arte. El Rolex del séptimo arte. El Partenón del séptimo arte. La Capilla Sixtina del séptimo arte. La película más cercana, en definitiva, a ese quimérico concepto denominado perfección. Tanto a nivel de forma como a nivel de fondo. Quizás por eso mismo me resulta hasta cierto punto irreverente utilizar este espacio para otros fines que no sean los de loar ardorosa y desenfrenadamente las innumerables virtudes de una de mis 10 pelis favoritas. Pero lo haré. Lo haré porque otros usuarios han glosado ya con suficiente devoción las maravillas de esta obra maestra y, si los validadores me lo permiten, prefiero extrapolar la historia de la familia Corleone a mi relación con un popular usuario de esta página.

Así pues, si FA tuviera un padrino ese sería, sin lugar a dudas, Txarly. Posiblemente, el usuario más polémico y mediático de toda la página. El más querido y odiado a la vez. Como diría él mismo, un verdadero hídolo. Sí, con h.

Mi relación con él se inició en aquella turbulenta y convulsa primavera de 2007. Por aquellos entonces yo era un novato y él, toda una institución.

Contacté con el donostiarra por tres sencillas razones: me gustaba su estilo, tenía su mail y algo me decía que si estaba dispuesto a salir del anonimato de una vez por todas antes debía presentarle mis respetos al tipo que parecía cortar el bacalao por aquel lugar.

Cuál fue mi sorpresa cuando en lugar de encontrarme con un personaje altivo y arrogante me topé con una persona accesible, cordial y sumamente correcta. Nada que ver con ese Txarly pendenciero y bravucón que muchas de sus críticas parecían destilar. Es más, cuando algún tiempo después tuve oportunidad de conocerle en persona constaté que mi impresión epistolar inicial era del todo acertada.

Y aunque –como bien apuntó Gilbert en cierta ocasión- no resulta nada fácil ser amigo suyo, lo que tengo claro es que la LEALTAD y el RESPETO (dos conceptos omnipresentes en la peli de Ford Coppola) son, al mismo tiempo, los dos fundamentos esenciales a través de los cuales Txarly y yo hemos conseguido mantener indemne durante todo este tiempo esa recíproca corriente de simpatía mútua que ambos (lo sé, viejo) nos profesamos.

Quizás por eso mismo siempre he considerado al vasco como mi Don Vito particular. Por eso, por ‘presentarme’ en sociedad y por ofrecerme un sabio consejo que nunca olvidaré: “Verás, amigo Taylor, si quieres hacerte un hueco en FA o eres muy bueno o escribes 500”.

Ahí las tienes, viejo.