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Voto de Prometheus27:
6
Terror Después de estar recluido durante 17 años en una institución mental y tratado por el Dr. Samuel Loomis (Malcolm McDowell), el perturbado Michael Myers (Tyler Mane), convertido ya en un hombre adulto y muy peligroso, logra escaparse el día de Halloween y decide regresar a la ciudad de Haddonfield. Todo aquel que se cruce en su camino corre un peligro mortal. (FILMAFFINITY)
5 de septiembre de 2022
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Resulta que el Dr. Loomis no fue siempre aquel pistolero embutido en una gabardina que de vez en cuando decía que era psiquiatra. Durante un tiempo era un psicólogo infantil que llevaba gafas de sol a todas partes y que iba con la camisa abierta a sus consultas. Parecía un hijo de los años 80, fíjese usted. Además tenía el pelo largo y con greñas. Todo un médico alternativo.

Sin embargo, el Dr. Loomis erró el tiro a la hora de tratar a ese pequeñín que masacró a su familia casi por completo. Uno ve las escenas en las que está charlando con el chaval y la verdad es que no extraña que la gente no quiera ir a terapia, pues le pregunta al niño cuál es su color favorito, este dice que el negro, y al final el Dr. Loomis le da una clase sobre los colores y que resulta que el negro no es un color y todo eso.
A mi juicio, pese al sentido del ridículo que asalta la primera vez que se aprecia lo mal alineado que está todo en la vida de Michael Myers, existe un sentido. Creo que nadie tenía realmente la intención de ayudarle. La gente se ayuda a si misma en todo momento, y por eso después algunos se suicidan, algunos se sienten culpables por su huida y quieren ir a por él, mientras que otros aceptan su destino y se dicen a si mismos: "Vaya, igual no debería haber sido tan amable con este homicida".

También es cierto que han dejado nuestra profesión, la psiquiatría, a la altura del betún. Por si fuera poco, ahora contratamos celadores que se emborrachan a la primera de cambio, abusan sexualmente de las pacientes de nuevo ingreso y deciden vacilar a asesinos que parecen luchadores de la WWE.

Todo esto para al final decir que la tan laureada primera mitad de la película no es muy distinta al sentido de la lógica que hay en la segunda, incluso tal vez sea inferior.

Lo que dota de personalidad a la película es esa sangre que emerge de la boca a borbotones, la viscosidad del pánico y la total falta de elegancia en sus gestos y expresiones. La película es sucia, y lo que está limpio lo ensucia. La atmósfera es de enfermedad, y la noche moribunda es larga y caliente, las pasiones se resqueman y la alegría se devora a si misma. En ese sentido Rob Zombie aporta un interés que la original de Carpenter no me despertó.

Este Dr. Loomis es joven y claramente quiere resarcir sus errores como terapeuta. Nos parece muy bien, pero que tenga cuidado porque no ha demostrado las habilidades de su predecesor, y le aconsejamos que, si quiere mantener el empleo, vaya haciendo flexiones.
Prometheus27
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