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Voto de Argoderse:
7
Acción. Drama Después de más de treinta años de servicio como uno de los mejores aviadores de la Armada, Pete "Mavericks" Mitchel (Tom Cruise) se encuentra donde siempre quiso estar: superando los límites como un valiente piloto de pruebas y esquivando el ascenso de rango, que no le dejaría volar emplazándolo en tierra. Cuando es destinado a la academia de Top Gun con el objetivo de entrenar a los pilotos de élite para realizar una peligrosa misión ... [+]
19 de mayo de 2022
122 de 161 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más de treinta años después, el binomio Jerry Bruckheimer - Tom Cruise funciona a las mil maravillas. Corría el año 1986 y con Top Gun, Cruise entraba en el Olimpo del cine de acción con el papel de Pete 'Maverick' Mitchell. Esa sonrisa socarrona, gafas de sol y chupa de aviador tiraban abajo la puerta del Salón de la Fama de la chulería hollywoodiense. Y el tipo se mantiene, vaya que si se mantiene.

Ídolo entre ídolos, jamás entenderé la animadversión hacia Cruise, si de cine hablamos. Habla por sí sola la reputación de un actor que debutó con Franco Zeffirelli, en 'Amor sin fin', y a partir de ahí ha trabajado con: Francis Ford Coppola, Ridley Scott, Tony Scott, Sydney Pollack, Martin Scorsese, Oliver Stone, Robert Redford, Ron Howard, Sydney Pollack, Brian De Palma, Michael Mann, Paul Thomas Anderson, Stanley Kubrick, Steven Spielberg, John Woo, Christopher McQuarrie, Bryan Singer o Cameron Crowe.

En fin, normal que Cannes se haya puesto en pie para recibir la presentación de Top Gun: Maverick, una película que mejora a la original y que te deja sin aliento, o mejor dicho: Take my Breath Away.

Si algo notable tiene Top Gun: Maverick es que sabe armonizar bastante bien todos los palos que toca. Hay momentos para el romanticismo (Jennifer Connelly) y la comedia, incluso. Pero donde realmente despega y de una forma brutal es en la épica y la acción. Ya desde el principio, con 'Danger Zone' de fondo, te agarras a la butaca y toma chute de adrenalina. ¡Menudo arranque!

A partir de ahí, todo es un jolgorio para regocijo de los fans de Cruise, entre los que me incluyo. Está enorme, de verdad. Las escenas dentro de los cazas son reales, así como la fuerza G a la que se somete el reparto. Pero que es que el norteamericano ya nos tiene acostumbrados a esto, que es toda una delicia de realidad.

Eso entronca con el argumento, demencial como el original. Pero da igual, pues su ritmo frenético, esa banda sonora de Hans Zimmer (canción de Lady Gaga mediante) y las interpretaciones son tan notables, que pasas por alto cualquier fallo de guion. Todas las piruetas del mundo de los Top Gun, así como su chulería intrínseca y hormonada tapan cualquier agujero argumental.

Ni qué decir tiene que los terroristas son el convidado de piedra de esta fiesta llena de excesos, donde el entretenimiento reina de principio a fin. Qué más da, hemos venido a disfrutar -una vez más- de Tom Cruise y su equipo; de ese Jerry Bruckheimer que produjo la acción de mi infancia y un relevo generacional de gallitos, como Miles Teller y Glen Powell, para continuar el legado..

La guinda a la emoción la pone Val Kilmer, al que el cáncer de garganta dejó sin voz. Es el nexo de unión entre los vivos (Cruise) y la nostalgia de los que ya no están, pero siguen volando en el ambiente. De hecho, Kosinski recurre a imágenes de hace treinta años, bien montadas y que no rompen en ningún momento el ritmo de la cinta.

Obviamente Top Gun: Maverick no será la mejor película de la historia, pero sí por la que bien vale pagar una entrada de cine. Una oda al espectáculo, al entretenimiento y a un actor, Tom Cruise, siempre a sus pies.

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