La primera parte cuando se ciñe a la tradición oral, a la leyenda, al cuento fantástico, es la mejor, toda esa aura que crea alrededor de un pueblo en el norte de España, no solo el guión sino que la reconstrucción de época, la fotografía, etc, acompañan, ya luego todo eso se va diluyendo, la historia se vuelve irregular y en el último tramo absurda, pretenciosa y con un estética que más parece deber a los videoclips que al folclore.
Los tintes de humor negro, la relación entre el herrero y la niña, lo mejor.
Las secuencias del infierno, los conflictos entre los aldeanos, el cura, lo peor.
El demonio idiota, en el medio, es el alma de la película, pero también llega un momento a hacerse fastidioso, sobre todo por su estupidez, se vuelve un bufón.