Que la película no esté del todo mal, sobre todo teniendo en cuenta que, probablemente, su presupuesto era bajo (cuatro actores, cuatro paredes, efectos especiales pobretones) no es suficiente para calificarla de "la mejor película de posesiones desde "El Exorcista" o "roza la percepción".

Para empezar, la película explica poco. Es la típica historia de "chica encuentra demonio", "demonio posee chica" pero, al no conocer las interioridades de la Demonología pre-Hispánica, los diablejos y la manera de expulsarlos ("casualmente" bastante parecidos al ritual del exorcismo católico) como que nos da igual

Y sospecho que lo mismo les ocurre a los de Netflix y a los críticos profesionales que, por lo que sea, elevan a los altares cualquier castaña que ponen en oferta los de Netflix

El mensaje de la película es la superioridad de las creencias de las culturas ancestrales (en este caso mesoamericanas, otras veces africanas) sobre la vida y la cultura occidental. La protagonista es una drogadicta ambiciosa, que ha olvidado los conocimientos ancestrales de sus antepasados, y se purifica... ya pueden imaginar por dónde voy.

Aún así, se deja ver siempre que uno sea consciente de la castaña de propaganda que nos están metiendo