El llamado cine indie, el cine británico el español y por ende el de muchos países Europeos. Tienen cómo modelo los convencionalismos y cánones impuestos por Hollywood. Desde las grandes producciones de antaño, hasta las de hoy, miles de directores no sólo Europeos sino también Sudamericanos han querido ir a rodar allí, a "Los Hollywood’s". Aunque sus óperas primas se desmarquen de estos cánones y convencionalismos, han acabado rodando de forma y con patrón casi idéntico. También incluyo sus guiones e historias. Aquí se nos presenta una película que por naturaleza ha huído de todo ésto. ‘Gato negro, gato blanco’ es universal por su originalísimo guión y por la forma en la que está rodada. Será igual hoy, ayer y siempre. Y fijaos que la producción es Yugoslava, o Serbia, o de donde sea que esté rodada a orillas de la desembocadura del Danubio con el mar Adriático.

El tema, el tempo del film es muy dinámico. Con una serie de arreglos y apaños que se vivían en España en la época de Franco pero se ve que también en la Yugoslavia de los años 90. Un gitano cocainómano, que en la cinta no deja muy clara su procedencia si búlgara o del propio país Yugoslavo, quiere casar a su hermana poco agraciada según él, llamada Afrodita Carambolo con el hijo del protagonista, Zarev. Para así pagar una deuda que el padre de Zarev ha contraído con Dadan (el búlgaro?) y aprovecharse de la dote de la boda. Por otro lado van el abuelo de Zarev, recién salido del hospital, y el de otro clan. Con pensamientos, ambos, propios, pero que van con el sentir de sus nietos. Portando carromatos y acordeones con dinero. En una cinta de marcado carácter gitano y no es por lo que solemos pensar de esta etnia, sino, por el hecho de que casi todos los actores y actrices tienen rasgos parecidos o casi idénticos. Únicamente se salvan la novia de Zarev, las enfermeras y los que efectúan las desdichadas y aprobadas Bodas dando fe de ello.

Y, ¿qué decir más sobre esta alocada y simpática película?. Ah sí!, que vas a ver por doquier ocas, cerdos empotrados contra coches, vagones de gasolina, cabras, gatos y gente jugando al ajedrez; en lo que parece ser el deporte nacional Yugoslavo.

No dejen de verla. Magnífica