Film que significó la gran despedida del cine de gánster y de Al Pacino del género que le dio la fama con películas como Scarface o El padrino. Tras Donnie Brasco, el cine gánsteres ya no regresaría de la misma forma, sino de nuevo renovado y pasado por el filtro de directores europeos (Guy Ritchie) o sudamericanos con Ciudad de Dios como máximo exponente.

La película adapta libremente la novela del propio Joseph D. Pistone y Richard Woodey, que se trata de una historia real, y que narra cómo el agente del FBI Joe Pistone se hizo pasar por un gánster: el joyero Donnie Brasco. Sin embargo, para ser aceptado por los mafiosos debe probar su lealtad y su capacidad para cometer crímenes. Su objetivo es investigar las actividades del clan de los Bonnano y, para ello, se gana la confianza de Lefty Ruggiero, un pistolero en decadencia que nunca consiguió acceder a las altas esferas del poder.

La cinta resulta atractiva porque ofrece una visión bien ejecutada y bien adaptada de la investigación policial que se llevó a cabo y del proceso de infiltración del protagonista, y cómo éste se va desarrollando y adaptando en ese ambiente de criminalidad, violencia y respeto. Sin embargo, me chirría la música elegida por Patrick Doyle, que subraya innecesariamente los momentos más tensos o en los que está a punto de suceder algo. Al Pacino y Johnny Depp están correctos, y mención especial a Paul Giamatti en una de sus primeras apariciones en el cine.