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Voto de Servadac:
7
6.0
4,433
Fantástico. Drama
El Tío Boonmee sufre una insuficiencia renal aguda y decide acabar sus días entre los suyos en el campo. Sorprendentemente, los fantasmas de su mujer muerta y de su hijo desaparecido se le aparecen y lo toman bajo sus alas. Mientras medita sobre los motivos de su enfermedad, Boonmee atraviesa la jungla con su familia hasta llegar a una cueva en la cima de una colina, el lugar donde vino por primera vez al mundo. (FILMAFFINITY)
27 de noviembre de 2010
102 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bienvenidos a Boonmee, una cinta que, al modo de ciertas narraciones orientales, contiene varias cintas.
1) Costumbrismo tailandés rural y lento. Lentísimo. Nos sitúa al límite del sueño o del sopor. Planos largos, personajes estáticos, inacción. Palabra intrascendente. Para resistir el peso de los párpados, se recomienda contemplar composiciones y paisajes, líneas verticales y cortes de factura magistral.
¿Aún estáis despiertos?
2) Fantasmagoría familiar, hombres-bestia. Un espectro viene a visitarnos, anuncia el fin. Desaparece la frontera (si la hubo) entre ser humano y animal. Fantasmas en ingenua transparencia, hombres mono que bordean lo irrisorio. Diálogos desconcertantes:
- Esto es producto de mi karma.
- ¿A qué te refieres?
- A mi enfermedad. Tal vez he matado demasiados comunistas.
- No importa, lo que cuenta es la intención.
- También he matado infinidad de bichos en mis plantaciones.
La cabezada nos acecha. No arranca la película y ya ha pasado más de media hora.
Aguantad.
3) Cuento del pez y la princesa. Interesante, con aires frescos de mitología. Un bagre –rezan los subtítulos (yo dudo que lo fuera en esas latitudes)– posee a una princesa. La fotografía nos ofrece tonos fríos y cascada al fondo. Planos subjetivos y cercanos.
Algo se mueve, mordemos el anzuelo.
1) Costumbrismo tailandés rural y lento. Lentísimo. Nos sitúa al límite del sueño o del sopor. Planos largos, personajes estáticos, inacción. Palabra intrascendente. Para resistir el peso de los párpados, se recomienda contemplar composiciones y paisajes, líneas verticales y cortes de factura magistral.
¿Aún estáis despiertos?
2) Fantasmagoría familiar, hombres-bestia. Un espectro viene a visitarnos, anuncia el fin. Desaparece la frontera (si la hubo) entre ser humano y animal. Fantasmas en ingenua transparencia, hombres mono que bordean lo irrisorio. Diálogos desconcertantes:
- Esto es producto de mi karma.
- ¿A qué te refieres?
- A mi enfermedad. Tal vez he matado demasiados comunistas.
- No importa, lo que cuenta es la intención.
- También he matado infinidad de bichos en mis plantaciones.
La cabezada nos acecha. No arranca la película y ya ha pasado más de media hora.
Aguantad.
3) Cuento del pez y la princesa. Interesante, con aires frescos de mitología. Un bagre –rezan los subtítulos (yo dudo que lo fuera en esas latitudes)– posee a una princesa. La fotografía nos ofrece tonos fríos y cascada al fondo. Planos subjetivos y cercanos.
Algo se mueve, mordemos el anzuelo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
4) El camino de la muerte que no es muerte. Fragmento fascinante. Un descenso desde la naturaleza exuberante y verde de la selva hasta lo hondo de la roca blanca. Espeleología emocional. Cámara al hombro y procesión. Cuando creemos que la vida ha desaparecido, un charco de lechosos pececillos lo desmiente. ¿Lo desmiente?
El director reserva para este episodio, piedra angular de la película, sus mejores planos: la jungla entre la niebla, la luna vista desde el fondo de la gruta, la cueva de los mil destellos, el contraste radical de sombra y luz (un cuerpo fallecido y otro aún viviente).
La atmósfera desborda y maravilla.
5) Vislumbres del futuro. Presentación de fotos casi powerpoint con voz en off. Se muestra un mundo nuevo detenido, de uniformes. Lamentablemente, el hombre-mono vuelve a la pantalla. La sensación para el espectador es agridulce.
¿Qué habrá de suceder?
6) Ceremonia funeral y coda ¿incomprensible? El adiós es una fiesta de luces estridentes y regalos monetarios. Escena absurda en una habitación, con sobrino-monje y dos figuras femeninas sobre fondo de paredes blancas. Desdoblamiento astral y cena-karaoke.
Fin. Con una mueca tibia y la impresión contradictoria de haber visto muy buen cine regular.
Aquí concluye mi experiencia con Boonmee.
===
‘Mi vida en la maleza de los fantasmas’, de Tutuola. El enlace de Dánae con Zeus. La Santa Compaña. Viaje al centro de la Tierra. Los dioses Penates. Los sueños de Akira Kurosawa. (…)
La abolición de todas las fronteras: entre hombres, plantas y animales; entre los vivos y los muertos; entre las luces y las sombras; lo sagrado y lo profano; lo occidental y lo oriental; el tiempo pasado, el presente y el futuro; la tradición y la modernidad…
Televisiones y selvas. Tedio, pausa y poesía. Extrañeza.
- Cuando muera, ¿podremos encontrarnos en el cielo?
- El cielo está sobrevalorado. Allí no hay nada. Los muertos siempre están con los que viven.
¿Entonces?
Aún estamos aquí abajo.
El director reserva para este episodio, piedra angular de la película, sus mejores planos: la jungla entre la niebla, la luna vista desde el fondo de la gruta, la cueva de los mil destellos, el contraste radical de sombra y luz (un cuerpo fallecido y otro aún viviente).
La atmósfera desborda y maravilla.
5) Vislumbres del futuro. Presentación de fotos casi powerpoint con voz en off. Se muestra un mundo nuevo detenido, de uniformes. Lamentablemente, el hombre-mono vuelve a la pantalla. La sensación para el espectador es agridulce.
¿Qué habrá de suceder?
6) Ceremonia funeral y coda ¿incomprensible? El adiós es una fiesta de luces estridentes y regalos monetarios. Escena absurda en una habitación, con sobrino-monje y dos figuras femeninas sobre fondo de paredes blancas. Desdoblamiento astral y cena-karaoke.
Fin. Con una mueca tibia y la impresión contradictoria de haber visto muy buen cine regular.
Aquí concluye mi experiencia con Boonmee.
===
‘Mi vida en la maleza de los fantasmas’, de Tutuola. El enlace de Dánae con Zeus. La Santa Compaña. Viaje al centro de la Tierra. Los dioses Penates. Los sueños de Akira Kurosawa. (…)
La abolición de todas las fronteras: entre hombres, plantas y animales; entre los vivos y los muertos; entre las luces y las sombras; lo sagrado y lo profano; lo occidental y lo oriental; el tiempo pasado, el presente y el futuro; la tradición y la modernidad…
Televisiones y selvas. Tedio, pausa y poesía. Extrañeza.
- Cuando muera, ¿podremos encontrarnos en el cielo?
- El cielo está sobrevalorado. Allí no hay nada. Los muertos siempre están con los que viven.
¿Entonces?
Aún estamos aquí abajo.