Doug (Justin Bartha) está a punto de casarse, pero antes de ello se correrá su última juerga en Las Vegas. Allí le acompañarán sus amigos Phil (Bradley Cooper), de profesión educador y carismático líder del grupo, Stu (Ed Helms), un calzonazos que tiene que engañar a su novia para que le deje acudir y Alan (Zach Galifianakis), futuro cuñado de Doug y el más raro del grupo. Pero lo que en principio debía ser una noche de juerga y desenfreno se les va de la mano cuando despiertan al día siguiente con un tigre y un bebé en la habitación pero sin rastro del novio. El esperpéntico trío tendrá que recordar que pasó durante dicha noche para localizar a Doug y llegar a tiempo para la ceremonia.

Hay varias cosas que diferencian a Resacón en Las Vegas de otras producciones en apariencia similares, por ejemplo su divertido (y perfectamente hilvanado) guión, con mucha chispa y diálogos que (afortunadamente) no insultan la inteligencia del espectador, así como unos actores que se complementan a la perfección y cuyos personajes están muy bien definidos. Además Galifianakis se desvela como todo un descubrimiento, gracias sobre todo a que el suyo es el personaje más delirante del elenco protagonista.

Del mismo modo (y a excepción del personaje de Graham, al cual apenas dan lugar para lucirse) los personajes secundarios resultan tan destacables como los principales por su importancia en la trama y su comicidad, desde el mafioso gay chino hasta un popular ex boxeador, pasando por una pareja de vengativos policías o un traficante despistado. La suma de todo ello da como resultado una entretenida comedia a la que sólo se puede achacar su predecible devenir.