Segundo largometraje de Fernando León tras su galardonada, y casi desconocida, La Familia. Adentrándose en el complejo mundo de los pequeños barrios urbanos, el joven director madrileño confirma con este filme lo que se convertirá en claro estandarte de su vida cinematográfica: el constante intento de mostrar mediante una cámara las injusticias y problemas sociales que se esconden a muy pocos metros de nuestras casas, y que por excesivamente comunes se corre el peligro de ignorar. Los actores resultan un acierto completo, y la caracterización de cada uno es idónea y los convierte en un grupo carismático y, en definitiva, creíble. El guión, por su parte, tiende a dividirse en problemas lógicos de tres adolescentes y problemas derivados de la escaseza de medios.
Emotiva y directa, Barrio sabe hacer llegar su mensaje y cumple con lo deseado, a pesar de mostrarse excesivamente corta y con un final un poco forzado. Una gran obra premiada justamente con el Goya a su director.