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Vacas

Drama. Romance. Bélico A lo largo de tres generaciones, dos familias de un pequeño valle guipuzcoano mantienen relaciones tortuosas, marcadas por la violencia y las pasiones. La historia comienza en Guipúzcoa, en 1875. En una trinchera carlista, durante la guerra, un aizkolari logra salvar la vida embadurnándose con sangre de uno de los muertos, y dejándose apilar con los cadáveres. La presencia de una vaca le produce una extraña sensación, que se volverá obsesiva. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
2 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un descubrimiento positivo para mí, gran película Española, un enlace efectivo del uso de alguno de los lugares más bellos de España (que tiene muchos) con buenas actuaciones y una historia bien contada, visualmente intensa, y con un toque surrealista... algo así como una película psicodélico-Rural... con detalles históricos, y una introducción a lo que sería el siglo 20, plagada de más guerras y locuras... 9 estrellas!
Milder Herzog Bazzano
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26 de enero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante película que a los que no la hayan visto seguro que no deja indiferente. Es extraña, poética, inteligente, amarga, oscura y truculenta, burda y profunda. Todo eso y seguro que me dejo bastantes más adjetivos. Las interpretaciones que de la película se han hecho y se siguen haciendo son múltiples. Es una de esas en las que en apenas dos horas dicen muchas cosas con muy poco, y lo que dicen y llega al espectador tiene que ver más con sus prejuicios y su punto de vista, no con lo que el director tenga pensado transmitir. Es decir, una película de tintes subjetivistas y no al revés, como tan acostumbrados estamos.


Y es mismamente esta subjetividad lo que me más me llama la atención de 'Vacas'. Para mí, una crítica metafórica de las 'dos españas' que conviven y padecen los mismos males eternamente enfrentadas. Se ve claramente con los caserones, las dos familias, los jóvenes, las hijas, los antecesores, todos llevados por un odio y envidia carente de sentido.

La historia se cuenta desde tres puntos de vista y cronológicos. El primero, al final de las guerras carlistas de 1870. El segundo, en plena Primera Guerra Mundial, en 1914, y el tercero en la Guerra Civil Española, de 1936.

En definitiva, otra interpretación que intenta explicar el por qué de las dos españas, o si se quiere y como se ve posteriormente, la tercera y un atisbo de esperanza y futuro.
Hantoker
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5 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vacas de Julio Medem, es un drama romántico de intriga basado en 2 familias vascas y sus malas relaciones entre los años 1875 y 1936. Dirigida con un ritmo plácido y majestuoso, y al modo singular y distinto del director, es peculiar y extraña por su modo de narrar la historia, ya que tiene toques misteriosos que atrapan al público en una atmósfera magnética y excepcional que gusta ver y hace disfrutar. Realizada de manera admirable y diferente, tiene un resultado extraordinario y eclipsante que deja al espectador descolocado e hipnotizado.
La fotografía, es atrayente y sugestiva, con imágenes naturistas que evocan a la época y lugar en cuestión, transportando al público a los distintos momentos narrados. La música, es intrigante y profunda, con sonidos enigmáticos y estimulantes que inquietan y dan misterio al film, y que son bellos y espléndidos, además de intensos en determinadas escenas, haciendo un gran acompañamiento gracias a la mano experta de Alberto Iglesias. Destacando de modo sobresaliente, unos planos nadir y cenitales muy bien elaborados, usando también el detalle, panorámico y subjetivo, y con unos movimientos que emplea notablemente el travelling y seguimiento, en un soberbio trabajo técnico estéticamente admirable.
Las actuaciones, son naturales y destacables. Con Carmelo Gómez notable y señalado, Emma Suárez sensible y sincera y Ana Torrent impecable y convincente. Siendo verosímiles los acompañamientos de Pilar Bardem, Karra Elejalde, Miguel Ángel García, Klara Badiola, Manuel Blasco y Kandido Uranga. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones sugerentes y acertados a las distintas épocas, con trajes militares carlistas y de la guerra civil, así como ropas de campo del momento y lugar expuestos.
El guion, escrito por el mismo director junto con Michel Gaztambide, está dividido en capítulos, siendo profundo y curioso además de oscuro y tortuoso, por estar argumentado de manera atractiva y absorbente, penetrando en el público con intriga e inquietud, y siendo totalmente hipnótico de principio a fin. Utilizando una narrativa recóndita y sombría, además de curiosa y efectiva en su labor de cautivar al público. Y con un espléndido montaje, que narra 3 épocas distintas y claves en la historia de las 2 familias, siendo este lineal, singular e ideológico en sus saltos temporales.
En definitiva, la considero una cinta indispensable y esencial en la filmografía del director, y dentro del cine hipnótico y extrañamente atrayente para el público por su atmósfera magnética. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que hacen de Vacas, un film excelente que gusta ver por sus rarezas, y que encantará a los buscadores de dramas atractivos y envolventes.
Elcinederamon
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17 de octubre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ojo de la vaca y de la cámara. Mirar. La vida, la naturaleza. La realidad partida en dos, la del que observa y lo que se ve, dos lados. El oficio de ver, retratar y contar. El arte. Que pulsa el miedo. Que descubre el milagro de la vida, que todo vibra y siente (¿panteísmo?), todo es misterio y revelación (¿religión animista?), la epifanía en/de cada instante, todo es bello y monstruoso a la vez (¿barroco?).
Bella, arriesgada, valiente proeza audiovisual del raro Medem. Llena de rimas y temas que se repiten y revuelven sobre sí mismos. Tiempos circulares y personajes que son el mismo, arquetipos, diferentes nombres para un mismo ser. Guerras, amores, familia, remolino envolvente.
¿Y lo vasco prototípico bucólico legendario? El caserío, el monte, el hacha, la vaca... Sí, también, una etnología, una antropología, una mitología finalmente. Símbolos, ilusiones, anhelos que se repiten eternamente.
Y una mirada tan intensa que diríamos mágica, todo está vivo, tiembla y ansía. El temor y el amor que provocan/despiertan todas las cosas si eres capaz de verlas por primera vez, de veras, la realidad entera transmutada por la capacidad poética/renovadora de observación.
Porosa y morosa. Abierta y retorcida.
También es cierto que juega en el alambre, en el de intentar entretener y fabular a la misma vez, narrar una historia a fuerza de tajos y cortes, de forma brusca y abrupta, con apenas diálogos y datos, confiando en que el espectador (no perezoso ni demasiado adocenado, mucho pedir a estas muy malas alturas) entre sin miedo en ese mundo, su mundo, tan asociativo, áspero y lírico.
Y hay momentos recurrentes e innecesarios, otros quizás más vacuos y oscuros. Sí, es verdad. Pero en su apuesta, tanto por la intención como por el resultado, es un pequeño milagro, aunque irregular y trabado, lleno de vislumbres y hermosuras. Tan naíf como cruel. Juega al contraste y la ambigüedad.
Una cámara manejada con habilidad y una música sugerente, actores acertados y personajes propicios, un todo armónico y ligado.
Vale, Vaca.
Ferdydurke
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30 de septiembre de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julio Medem me parece un director bastante irregular. Pero he de destacar bajo mi opinión sus primeras películas. ¡Qué soplo de aire fresco y originalidad en el cine español! Esta película no es menos. Generación tras generación de personajes parece que el alma no cambia de abuelos a nietos, y creo que por ello Medem no cambia de actores, porque, ¿hemos cambiado de personaje? ¿O sólo de tiempo y circunstancias?
Nos ubicamos en un prado en mitad de España. Un prado verde y extenso cerca de un bosque mágico, lleno de misterios y de viajes en el tiempo ahí donde quieras verlos. Porque, donde pones la mirada, se dibuja el camino. Sea en América, en el ojo de una vaca o detrás del objetivo de una cámara. Y he ahí nuestros tres protagonistas, abuelo nieto e hijo que como un sólo personaje nos colocan la mirada más allá: más allá de España, más allá del árbol, más allá de la guerra. ¿Cobardía? Quizás. Eso me ha hecho plantearme al final. ¿O no querer morir, simplemente? ¿No tenemos derecho a vivir en otro plano? ¿A declarar que esta no es nuestra guerra?
Me fascina el subtexto de las competiciones con hacha, el ganador no sólo gana el concurso. Hay algo más allá. Una soberbia escondida, un mirar la vida desde otro punto, estar por encima en otro plano.
Para mí debate sobre todos estos temas, sobre la familia, la pasión, la guerra y la magia. ¿Qué más dan las guerras carlistas que la guerra civil? Es, en el fondo, la misma. Y Manuel es también el mismo.
Lupina
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