Lujuria y traición

Había leído varias críticas antes de ver lo último de Ang Lee y sinceramente ninguna acertó en su breve sinopsis sobre el film. No sé que manía se tiene con hablar de romanticismo en los films de este director, demasiado astuto para caer en la simpleza de este concepto vago y empalagoso del que tanto ha bebido el cine americano. Esta película no es un drama romántico, ni se le parece, ni un poema de amor y sexo como he podido leer; este film es una historia desgarrada de personajes torturados, un autético drama en el que el amor es difícil de adivinar hasta los últimos minutos... El sexo, como ya sucedía en Brokeback Mountain, aparece agresivo y asfixiante, para tornarse en el vehículo hacia un amor prohibido.
Pero repito, este amor será algo que nada más intuiremos durante la película pues Deseo, Peligro es en realidad amarga y despiadada.

Una partitura sencillamente perfecta, unas maravillosas interpretaciones y una fotografía soberbia nos demuestran que cuando las cosas se cuidan y se quieren hacer bien es difícil que no se obtenga un buen resultado.

No se trata de una obra maestra, pero si creo que estamos ante un próximo clásico. Ang Lee sigue jugando al amor prohibido y lo hace muy bien, como siempre, pero jamás podrá ganar la partida porque ya está ganada, en 2005 lo hizo con ese prodigio que es Brokeback Mountain.

Del íntimo naturalismo de Brokeback mountain no queda nada en Lust caution, cuya estética es muy cuidada, y donde la cámara, que en su anterior trabajo apenas se notaba, va deslizándose elegantemente tomando protagonismo, para contar una historia también con fuerte carga emocional.

El espíritu de Notorious de Hitchcock planea por momentos, pero el punto de vista es muy distinto y más enrevesado, en un thriller sólido e intenso, que se toma distancia algunas veces para otras adentrarse con encendidos (calculados) arrebatos.

Es un Lee diferente al de otras ocasiones, pese a que continúa manejando emociones de todo tipo con su innata contención y mano firme, aunque los personajes esta vez transmitan menos.





A Heath Ledger

Siempre he considerado al director taiwanés afincado en Hollywood como alguien que reunía críticas situadas por encima de lo mostrado en sus películas. Salvo “El banquete de boda”, en el resto diría que ha estado sólo “cerca” de lograr algo para empezar a quitarse el sombrero. A pesar de la buena ambientación y fotografía que suelen ser características de sus trabajos, es un cineasta muy dado a atascarse casi siempre en el devenir de las historias y en el desarrollo de los protagonistas por caer en la comodidad de lo manido… Su anterior película -“Brokeback Mountain”- es claro ejemplo de cómo se puede contar con imágenes vistosas una relación de amor de lo más convencional (mostrada por el cine decenas de veces), y que de no ser porque se trataba del enamoramiento entre dos homosexuales hubiese pasado por la cartelera de puntillas.

La ambientación resulta una vez más uno de sus fuertes. Vemos así la ebullición en pantalla de Shangai en los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando Japón había tomado buena parte de China. La fotografía, la situación de personajes, el planificado rodaje de las secuencias y el acompañamiento musical completan una estética más que satisfactoria. Llegados al punto del desarrollo argumental cabría preguntarse si Ang Lee se atasca como es habitual. Creo que ha llegado el momento de decir que esta vez no. Por fin vemos una frescura de guión que sale airosa de la sala de proyección. Y no es que se nos cuente algo nuevo, pues la Sra. Mak no es sino una versión china de Mata Hari, femme fatale que nos deleita con los más clásicos ingredientes de sensualidad y espionaje; sin embargo, es en el modo de mezclar estos ingredientes donde nuestro director acierta de pleno.

Por una parte convierte el sexo en algo tan vivo que se confunden los actores con personas reales que parece que no estuviesen interpretando sino gozando una locura de sentimientos desbordados… ¡Quiero algo así en mi vida! -se sorprenderá más de un espectador diciéndose a sí mismo-. Hay escenas que algunos directores de porno podrían copiar para dar a sus mecánicas películas un halo de autenticidad. Luego, sabe además plantear y resolver la trama de espionaje de forma muy convincente, sin trucos ni artificios, con realismo y haciendo que el espectador mantenga el suspense por conocer cómo acabará ese cóctel explosivo entre pasión e ideales políticos enfrentados que tienen como protagonista a una mujer que por encima de todas las cosas se presenta muy humana. Un personaje femenino central más que interesante y con profundo desarrollo de principio a fin de la cinta, interiorizado con absoluta credibilidad por Wei Tang.

Siendo probablemente esta película deudora de “Encadenados” de Alfred Hitchcock, al igual que la Sra. Mak vuelve a ser Wong Chia Chi cuando en la butaca del cine suspira frente a Cary Grant, los clásicos de ayer y de siempre cobran un poquito de vida en 2007 gracias a este peligroso deseo en 35 milímetros que no hay que dejar de ver.

Ang Lee, malabarista emocional, nos vuelve a entregar otra pieza del complejo puzzle que es su carrera, en el que cada ficha, cada película, es complementaria a las demás, pero cada una es esencial por si misma, y el dibujo de cada trozo de cartón se convierte en una obra de arte en miniatura poseedora de las emociones humanas en estado puro y efervescente. Tras Brokeback Mountain Lee dejó el listón muy alto. Con Deseo, Peligro vuelve a virar en otra dirección, pero sigue por el camino de contar historias de pasiones, anhelos y seres de dudoso porvenir por su naturaleza humana, naturaleza humana presente en toda la obra del cineasta, con sus aristas y sus honduras, que en este caso es una pasión irrefrenable enfrentada a los principios, sin llegar a saber cual de los dos es la base de los humanos.
Mucho se ha hablado de sus, voy a abrir un paréntesis largo y no menos importante (espléndidas, bien rodadas, emocionantes, elegantes, valientes, realistas, poéticas, significativas, y un largo etcétera...), escenas de sexo, pero Deseo, Peligro, es mucho, muchísimo más que eso. Lee recupera el verdadero cine épico de espías con una belleza formal asombrosa y asombrosamente lejos del manierismo y el academismo. La música, la fotografía, lo que dice y lo que no dice el guión y los perfectos, perfectos, encuadres de Lee funden la historia de la pasión, el deseo y la muerte de una serie de personajes en uno de los episodios más sangrientos de la historia china, contado de una manera interesante y respetuosa totalmente inaudita en el panorama cinematográfico occidental.
El deseo, el peligro es esa bella y frágil mujer Wei Tang, una actriz completa, una verdadera batalla de emociones y acciones, un poder sobre la cámara y un deseo y un peligro plenos en su mirada. La película, al márgen de otras virtudes, no sería lo que es sin ella, y lo que es es una nueva obra maestra.
Xie Xie Ang Lee

Dos extraordinarios actores para una historia tremendamente aburrida. Leo opiniones que hacen referencia a que la peli bebe con profundidad de fuentes clásicas y sí, hay un clásico absoluto, pero de agua nada potable, la del tostón de dos horas y medio muy sobrevalorado. Decepcionante obra demasiado pensada y preparada para agradar a la crítica y engatusar al público en general, con un supuesto complejo guión que basa su potencial, en la colosal y extraña fuerza del amor, con la finalidad de esclarecernos que prevalece por encima de todo. El problema es que el desarrollo es lento y tedioso en numerosos instantes, pasando por momentos con interpretaciones maravillosas, con dos actores de una expresividad cautivadora, pero cuyo eje principal se presenta y evoluciona impregnando, al menos en mí, una desazonadora frialdad y un desinterés que se va acelerando con el transcurso.

Película que me ha aportado más bien poco de un director que casi siempre he admirado, pero del que empecé a desconfiar cuando mis incrédulos ojos leyeron un día que aceptaba la dirección del proyecto "Hulk" y que aquí, a pesar de las muy creíbles y logradas secuencias elevadas de tono, me ha dejado convertido en el hombre de hielo.

Muy prescindible.