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Jojo Rabbit

Comedia. Drama Jojo "Rabbit" Betzler (Roman Griffin Davis) es un solitario niño alemán perteneciente a las Juventudes Hitlerianas que ve su mundo puesto patas arriba cuando descubre que su joven madre Rosie (Scarlett Johansson) esconde en su ático a una niña judía (Thomasin McKenzie). Con la única ayuda de su mejor amigo imaginario, el mismísimo Adolf Hitler (Taika Waititi), Jojo deberá afrontar su ciego nacionalismo con las contradicciones de una guerra absurda. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 222
Críticas ordenadas por utilidad
5 de febrero de 2020
66 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
Califico la película con un 2, sin embargo, mi nota real es un 7. El film tiene grandes virtudes, cumple su función cómica, puede conmover a los más sensibles, tiene grandes actuaciones y una bella dirección. Pero, como estudiante de la carrera de Historia, tiene un error malintencionado que, a las claras, tiene una misión puramente propagandística: El ejército estadounidense no tiene participación alguna en la Batalla de Berlín y en el film se muestra en primer plano dos veces la bandera norteamericana durante dicha batalla. Esto tiene un fin malévolo que es confundir la realidad histórica, no es un error inocente.
Solo eso, quizás alguien lea esta crítica y lo tome en cuenta.
Viernicio
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13 de enero de 2020
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película mágica.
La vi sin saber de que se trataba, me la recomendaron.
Arranca con todo, parece un film cómico, una parodia del nazismo y sus lugares comunes.
El pequeño gran Roman Griffin Davis se carga esta maravilla audiovisual.
Te hace pasar por todos los estados, alegría, extrañeza,tristeza, horror, asombro, dolor...
El niño es un pequeño aprendiz de nazi con un amigo imaginario, el mismísimo Hitler(encarnado nada menos que por el director del film), con una madre que odia la guerra y ama la vida, en un papel secundario pero potente de
Scarlett Johansson, y una amiga a la fuerza que le cambia la vida desde adentro de su casa.
Hay demasiadas actuaciones destacadas y geniales, como la de Sam Rockwell, que da su vida para que vivan otros.
La escena de los cordones se repite a lo largo de la película y es como un hilo conductor.
Y uno se entera por los zapatos que alguien ha muerto(escena terrible)
Tiene mil detalles geniales mas, pero mejor descubranlos uds mismos.
Es una maravilla, magia pura.
La mejor película del año, aunque no gane el Oscar.
Y si no se te cae una lagrima, o varias, no sos humano.
palermito69
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26 de diciembre de 2019
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pasada este film que retrata con humor la perspectiva de un niño de 10 años frente a la guerra que ha vivido alienado creyendo todas las idioteces del partido nazi.Entretenida y a veces cruel, pero que sabe desenvolverse con soltura cuando tiene que tocar temas que producen rechazo.

Quizás esto mismo puede volverse en contra del relato por asumir en tono de comedia algo tan doloroso como el drama de los judíos, pero está lejos de ser ese horrible panfleto manipulador que fue "La vida es bella" ese sí una película que merecería el repudio y el olvido por quereros sacar lágrimas con un tema tan sensible como fue "La solución final"

Con una fotografía luminosa de Mihai Malaimare Jr. consigue enamorarnos con facilidad y seguramente terminará ganando el Oscar a mejor guion adaptado en enero de 2020
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
habitantex
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19 de enero de 2020
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se puede hacer chanza y sátira sobre episodios tan negros de la historia como el Nazismo? Pues sí, es posible y además necesario. Ahí están los ejemplos de El gran dictador (Charles Chaplin, 1940), Ser o no ser (Ernst Lubitsch, 1942), Underground (Emir Kusturica, 1995), La vida es bella (Roberto Benigni, 1997) o El tren de la vida (Radu Mihaileanu, 1998), por citar solo algunas.

Películas que toman prestados discursos basados en el odio, aparentemente fuertes, y a través del humor logran descoserlos hasta descubrir que en el odio solo hay miseria y basura humana e intelectual.

En pleno siglo XXI, donde la censura y lo políticamente correcto va ganando cada vez más terreno a la libertad pura y dura, el director neozelandés, Taika Waititi, apuesta por esa sátira para desnudar con Jojo Rabbit (basada en la novela de Christine Leunens) la inmundicia del Nazismo y su mayor exponente: Adolf Hitler. Una película que valdría para retratar la estupidez de un pueblo cualquiera (en este caso el alemán) que en un momento determinado momento se deja gobernar por un psicópata.

La primera parte de Jojo Rabbit es todo un espectáculo de gags donde Waititi, como ya hiciera en la fabulosa Lo que hacemos en las sombras, da todo para sacarnos una carcajada de algo tan macabro como el Nazismo. Algo, por otro lado, que suelen hacer los Coen en sus películas. Le acompañan en este tramo los sensacionales Sam Rockwell, Alfie Allen y Rebel Wilson, los extremos más absurdos -que de por sí lo fue- del nacionalsocialismo.

Pero cuando haces humor de una parte del siglo XX tan jodida, no puedes obviar la crudeza de la misma. Y es ahí cuando de repente el neozelandés sacude una bofetada de tensión al espectador con Stephen Merchant como protagonista. La crueldad empieza a ganar terreno al humor y entre medias la película se va convirtiendo en evidentemente reflexiva. Tal vez se exceda en esas evidencias, perdiendo ligeramente la chispa del principio.

Desnudar la mediocridad de cualquier ideología totalitaria es realmente fácil. Todo aquello que atenta contra la libertad, tarde o temprano, acaba sucumbiendo a ésta y no es muy complicado deshilachar su putrefacción. Ahí Jojo Rabbit es bastante explícita y se debe en gran medida a la bárbara interpretación que hace Scarlett Johansson, un tótem ese aspecto humano de la cinta y compartiendo con Rockwell esta lid. Un nuevo triunfo de la protagonista de Historia de un matrimonio.

Pero más allá del esperado buen hacer de intérpretes de esta talla y la gran labor del joven protagonista, ahí un miembro del reparto que literalmente roba planos a sus compañeros y se erige como el nexo de unión de todos los géneros que componen la obra de Taika Waititi.

Ese pegamento que impide que una parte (la crueldad) parta a la otra (la sátira) es Archie Yates, un pequeño actor cuya sola presencia es suficiente para esbozar una sonrisa. Y sus diálogos con Griffin Davis son oro puro. Como en líneas generales esta sobresaliente película.

Más datos sobre esta y otras películas en www.argoderse.com
Y en Facebook: https://www.facebook.com/argodersecine
Argoderse
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6 de febrero de 2020
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El autor de comedia Taika Waititi regresa tras su controvertida continuación de las aventuras de Thor en “Thor: Ragnarok”, película con la que consiguió llegar a gran parte del público gracias al sello de la casa Marvel. En ella reanimó una saga que parecía muerta de aburrimiento, dándole un lavado de cara con un enfoque cómico y alocado, calcando la fórmula de James Gunn en sus “Guardianes de la Galaxia vol.1 y 2”. Si bien consiguió un mejor entretenimiento, la comedia simplista e incluso ridícula no le hizo ningún favor a la cinta. Ahora, Waititi, se aleja del cine blockbuster y se adentra en pleno descenso del nacismo a finales de la II Guerra Mundial. Nos ofrece una satírica película de comedia negra basada en la novela de Christine Leunens “Caging Skies”. En “Jojo Rabbit”, Jojo Betzler, es un solitario chico alemán perteneciente a las juventudes hitlerianas y que posee un gran fanatismo hacia al movimiento nazi. Su mundo dará un vuelco cuando descubre que su madre, Rosie, está escondiendo a Elsa, una joven judía, en su propia casa. Jojo deberá afrontar la situación y su ciego nacionalismo ayudado por su amigo imaginario Adolf Hitler.

Con un primer acto muy propio de Watiti, cargado de comedia disparatada, sarcástica, y con una colorida ambientación, nos adentrará en el mundo según la mirada de Jojo, para poco a poco ir experimentando la crudeza del nacionalismo nazi alemán, a la vez que la comedia mengua hasta convertirse en un drama cómico. Aunque con este cambio pierde la fuerza que le hacía ser una película atrevida e innovadora, tampoco le sienta mal ésta carga dramática convencional, dándole así un equilibrio entre ambos géneros, haciendo que tanto el protagonista como el espectador aterrice de pies al suelo. Un giro inteligente que evita que la película caiga por una excesiva carga cómica.

El joven actor Roman Griffin Davis es el mayor acierto de la película, quien carga con todo el peso de la narración con un personaje en constante discordia con sus creencias, consiguiendo una interpretación agradable y afable. Le sigue una fabulosa Scarlett Johansson y su interpretación de Rosie, madre de Jojo, un personaje entrañable y bondadoso.

Queriendo parecer una alocada y sarcástica comedia, “Jojo Rabbit” se rinde al servicio del público al convertirse en una comedia dramática convencional, divertida y simpática; que evita riesgos e intentar agradar a la mayoría, siendo así una película cautelosamente funcional, disfrutable y perpetua.
Víctor Baylach
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