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Se hará justicia

Drama Frank Galvin (Paul Newman), un maduro abogado en decadencia, es un adicto al alcohol que sobrevive gracias a pequeños y rutinarios trabajos. Un antiguo socio le recuerda el caso, todavía sin resolver, de un error médico cometido en un hospital y del que Galvin se había ocupado. No es nada fácil para él trabajar de nuevo de forma profesional, pero su tesón es tal que no tarda en averiguar que puede ganar el caso. Es entonces cuando ... [+]
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Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
13 de marzo de 2014
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sidney Lumet es un asiduo a las salas de los juzgados ("Doce hombres sin piedad", "Veredicto final", "El abogado del diablo", "Declaradme culpable") y domina los entresijos judiciales como nadie. Si además cuenta -como le sucedió con Henry Fonda en "Doce hombres sin piedad"- con un actor excepcional (Paul Newman en esta ocasión) el éxito de la cinta se hace ya incuestionable. Pero en "Veredicto final" Lumet añade al enorme carisma de Newman la parte más atractiva de la personalidad de dos personajes decisivos en la carrera del actor: la tenacidad de Lew Harper en "Harper, investigador privado" y el individualismo del preso Luke en "La leyenda del indomable". Claro, sabe Lumet, que el público se inclinará siempre hacia la causa del débil, dará todo su apoyo y lágrimas a la inocente mujer víctima de la negligencia de los todopoderosos, intocables y soberbios doctores, y, enrojecerá de ira cuando contraste la soledad de Frank Galvin con el equipo de abogados que capitanea Cuncanon lleno de trepas, mangantes y estómagos agradecidos.
Y, fíjense ustedes que, causándome la más profunda de las naúseas todo lo que Lumet denuncia: vileza de los poderosos, traición, hipocresía sin límites, corporativismo cobarde y canallesco, incompetencia de las instituciones, humillación constante al débil, etcétera, etcétera, el vómito, finalmente me lo causa la frase que el zoquete del juez le espeta con sorna en la cara al solitario Galvin: "El señor independiente. No le tengo ninguna simpatía".
el chulucu
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7 de septiembre de 2008
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo notable del cine de Lumet es que nunca defrauda: siempre que vemos una película suya, nos sentimos un poco en deuda con él. Lo que se propone lo consigue. Esta película es notable por muchas cosas:
1º) Nos muestra, de múltiples maneras, ya sea con la historia personal del protagonista, con sus defectos personales del presente, y con el increíble poder del Stablishment, que la Justicia es una ilusión: sólo apta para las propias redes del poder; sin embargo, a veces se hace presente.
2º) La justicia le cuesta al pobre, al débil, mucho más que a los poderosos. No somos tan iguales ante la ley (como podría sugerir muy bien un Franz Kafka, por ejemplo).
3º) Si uno no "madura" a tiempo, la puede pasar muy mal en su vejez.

El trabajo de Paul Newman es brillante, creíble, sentido y sincero. La cinta nos muestra cómo el poder se crea su propio radio de acción, su hábitat para "mantener sus hilos" y no perecer por "errores humanos" que comente el propio poder; sin embargo, el perdedor puede llegar a tener una mínima oportunidad de ganar si hace las cosas de manera "impecable": y sólo así podrá tener una chance. El propio Galvin (P. Newman) es muy consciente de ello en su madurez, y lo expresa en una charla de café con Laura (Charlote Rampling)
No se trata solamente de remar contra la corriente como lo haría un adolescente desafiando al poder que lo frene, se trata de "buscar una satisfacción personal" (una suerte de revancha) contra el propio destino. Si la parte demandante no está dispuesta a tomar el caso de "forma personal", las probabilidades de ganar serán nulas. Lumet nos muestra que el destino juega a los dados con nosotros, y uno puede ser un perdedor más si no es capaz de advertir la perversidad del sistema y del ambiente que nos rodea, por más méritos que acompañen a nuestro Curriculum Vitae, siempre habrá alguien que nos tienda una trampa.
James Mason, en la película, encarna mejor que nadie el papel "abogado del Diablo". Su pesonaje nos asusta, precisamente, porque lo juzgamos verosímil.
Como ya sea ha dicho en otros comentarios: sólo Véanla.
Gracias Lumet, una vez más.
Vespasiano
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13 de septiembre de 2006
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
A varios críticos les he oído comentar que Newman hace aquí su mejor interpretación, arriesgado decirlo, pero sino es la mejor, desde luego está entre las mejores, y es que el 90% de la película es Newman, está grandioso, y además le pilla en un momento de madurez espléndido. En cuanto a la película, está hecha con corrección, y sobriedad, James Mason y Jack Warden están también espléndidos, y la trama es atractiva. Quizás una película judicial debiera tener un ritmo un poco mas alto, pero viendo a Newman se te pasa todo. Como grave defecto, no me parece creíble la relación que establecen Newman y Rampling en el film.
zymu
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3 de junio de 2006
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una película muy entretenida con la que pasar dos horas amenas. Para ello Sidney Lumet cuenta con un actor de la talla de Paul Newman (uno de mis actores, uno de esos actores que casi todo lo que hace lo hace bien y eso pocos actores pueden hacerlo. Pues con eso ya se tiene mucho ganado.

Pero es que cuando además de tener un genial actor principal en estado de gracia ya que hace una genial interpretación, se tiene también un equipo de secundarios a la altura pues mucho mejor. Actores como James Mason o Charlotte Rampling rayan a gran nivel y el resto de secundarios no se quedan cortos haciendo también un gran papel.

También la eficaz dirección de Sidney Lumet. Me declaro un verdadero fan del mejor Lumet. Es cierto que como director tiene una carrera algo irregular, pero igual de cierto es que nos ha dejado unas cuantas películas impresionantes, y algunas de ellas son grandes clásicos cómo es el caso de "Doce hombres sin piedad" o "Tarde de perros". Sidney Lumet dirige con personalidad, con estilo y en esta película hace una gran labor incluso recordando por momentos al Sidney Lumet de Doce hombres sin piedad. Nada que achacar a la eficaz dirección de Sidney Lumet.

El guión aún siendo un poco previsible por el típico producto de juicios en el que nos encontramos, nos depara buenas situaciones, dialogos conseguidos y un entretenimiento seguro que es lo que nos importa. Además está muy bien llevado y salvo la citada previsibilidad, que le baja un poquito de puntos, por lo demás cumple con su cometido excelentemente. Se nota que a su cargo está el siempre competente David Mamet, que con ello se garantiza cierta calidad en el guión con lo que también gana mucho en este aspecto el film de Lumet.

En fin que recomiendo verla especialmente a fans de Paul Newman, ya que él es quién lleva el peso de la película y está soberbio, como en sus mejores papeles. Una película muy interesante.
Pataliebre
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14 de octubre de 2008
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda el mejor trabajo de Paul Newman en los años ochenta y puede que la mejor película sobre juicios y abogados. Una formidable conversión de Paul Newman durante su dedicación a un interesante y conmovedor caso, un magistral duelo entre abogados antagónicos y un desarrollo de interrogatorios intrigantes.
Obra maestra recomendable a quienes les gusten títulos famosos como “Sleepers”, “Algunos hombres buenos” o “Acción civil”; aunque Veredicto Final las supera a todas ellas en cualquier materia: trama, argumento, guión, dirección, desenlace…
Solo “Testigo de cargo” del gran Billy Wilder puede superarla.
Navas
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