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Sully: Hazaña en el Hudson

Drama Chesley “Sully” Sullenberger es un piloto aéreo que en 2009 se convirtió en un héroe cuando, al poco de despegar, su avión se averió y logró realizar un aterrizaje forzoso del aparato en pleno río Hudson, en Nueva York, con 155 pasajeros a bordo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 173
Críticas ordenadas por utilidad
8 de noviembre de 2016
26 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clint Eastwood ya está de vuelta de todo. Le importa un pimiento si su apoyo a Donald Trump le comporta enemigos o si su definición actual de la generación de mariquitas traspasa lo políticamente correcto y ofende al personal. Tampoco su filmografía parece importarle demasiado. Pocos reparos ha tenido en presentar auténticos bodrios como Jersey boys o cintas mediocres como Más allá de la vida o El francotirador. En su historial ya se encuentran Los puentes de Madison, Sin perdón, Mystic River o Million dollar baby. Ya no necesita reivindicarse. Mucho menos con 86 años, la edad suficiente para restar trascendencia a esta época de polémicas efímeras. El actor ya se labró su carrera como director y ahora corresponde al público determinar si su talento sigue en forma o se mantiene gracias a una base de fieles seguidores.

Sully corresponde a esa cada vez más amplia y frecuente lista de películas en su carrera que simplemente alcanzan la corrección, adoptando ese tono grandilocuente y patriótico tan del gusto del cine yanqui. En realidad, el milagro del río Hudson jamás debió traspasar las primeras planas de los periódicos porque, una vez plasmado en la gran pantalla, el suceso no supera la simple anécdota. Una hazaña vistosa, que sirvió para abrir los telediarios de aquél 15 de enero de 2009, pero que a Eastwood no le alcanza más que para ensalzar el valor de la comunidad, del compañerismo en situaciones adversas.

Ni siquiera la recreación de ese amerizaje forzoso, el reclamo que junto al nombre y apellido del director atraerá a las salas, se explota de la mejor manera. Un arranque tramposo nos hace temer que toda la carne se verterá en el asador en los minutos iniciales. Sin embargo, se irá desgranando poco a poco a lo largo del metraje, a través de una serie de idas y venidas en el tiempo que entorpecen los dos clímax de la película, el heroico descenso y su posterior puesta en duda en forma de juicio de aviación civil.

El mismo planteamiento que ya plasmó El vuelo en 2012, el de una sociedad obsesionada con normativizar y juzgar absolutamente todo, aquí se desarrolla de manera superficial, sin alcanzar los matices y la riqueza del personaje que protagonizó Denzel Washington. En cambio, Tom Hanks se limita a adoptar su enésima pose de héroe mundano estadounidense, casi con la misma apatía con la que un director de renombre decide ir lanzando por la borda sus años de maestría. Será cosa de la edad, que todo lo relativiza y perdona, pero la experiencia debería servir para algo más que para dilapidar un legado.
polvidal
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19 de septiembre de 2016
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película basada en un hecho real en donde un piloto de avión debió aterrizar en el helado río Hudson a poco de haber despegado. Esta película recrea no solo recrea con precisión casi quirúrgica esa hazaña, sino que ademas nos lleva a la posterior investigación del hecho por parte de una comisión. Ahí seremos testigos de como fueron los acontecimientos y de la capacidad del piloto para sortear una situación verdaderamente de vida o muerte. Hay un trabajo, cuando no, muy bueno de Tom Hanks cono Sully un querible y bonachón piloto y de Aaron Eckhart como su copiloto. Quizá no sea la mejor película de Eastwood pero tiene su estilo propio, entretiene y justifica totalmente su visionado.
gustavof42
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13 de noviembre de 2016
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es lógico ver esta película y pensar que Sully es el alter ego del propio Clint Eastwood. La película habla sobre una persona madura, en el tramo final de su carrera, con un historial inmaculado, que se lo juega todo, personal y profesionalmente, debido a los avatares de un trabajo puntual. La comparación es inevitable, aunque también es cierto que, si Eastwood realmente tuviese miedo al fracaso y le preocupase su reputación entre los amantes del cine de todo el mundo, habría dejado de hacer películas hace tiempo. Y no apoyaría públicamente a Donald Trump...

Lo que nadie puede negar es que "Sully" es una película de Clint Eastwood. El director norteamericano toma una historia verídica, que no debería haber pasado nunca de una anécdota feliz, y la convierte en un profundo drama humano. Eastwood saca petróleo de una trama aparentemente minúscula, y consigue dejar al público sin aliento incluso a pesar de que el final es conocido de antemano. Sólo un maestro puede relatar la historia del vuelo 1549 en apenas 20 minutos y conseguir que se nos corte la respiración. Eastwood podría hacer una gran película de catástrofes, pero sus inquietudes son otras. Algo parecido hizo en "Más allá de la vida". Además, el suspense se obtiene a partir de la tensión contenida de Hanks y Eckhart en la cabina, casi sin respirar, mirada al frente y palabras medidas. Eastwood economiza los efectos especiales y las escenas de pánico entre el pasaje, que habrían sido un filón para otros cineastas. Por cierto, no voy a decir que Tom Hanks lo hace muy bien, en otro papel hecho a su medida de ciudadano medio metido a héroe anónimo, porque ya es una pura obviedad. La noticia sería que no estuviese brillantísimo.

Y es que "Sully" es, sobre todo, una película intimista, que se centra en el conflicto del personaje principal. El protagonista ve cómo su trayectoria intachable como piloto está a punto de desmoronarse, en medio de una crisis personal y matrimonial que sólo se apunta. Eastwood reflexiona sobre la subjetividad del punto de vista, y sobre el interminable debate sobre lo que habría pasado en caso de haber tomado una decisión diferente. El momento culminante de la historia, para mí, se alcanza cuando Sully llega a creerse que efectivamente ha podido actuar erróneamente, él mismo empieza a asumir su culpabilidad. Una metáfora kafkiana que aporta una nueva dimensión al argumento.

Reconozco que el final me ha dejado frío. No sé hasta qué punto la película es fiel a la realidad de los hechos, pero Eastwood plantea la historia en unos términos tan maniqueos que al final no podía ser tan condescendiente. En cualquier caso, "Sully" es una entretenida y valiente película sobre la importancia de ser feliz con nuestro trabajo, de estar a la altura de nuestras responsabilidades, y de lo esclavos que podemos llegar a ser de la imagen que tenemos de nosotros mismos. Otra dignísima película de Clint Eastwood, disfrazada de obra menor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
rober
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15 de octubre de 2016
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este 2016 nos llega el largometraje número 35 (ahí es nada) de Clint Eastwood como director. El veterano californiano nos vuelve a presentar un drama honesto y sin adornos basado en los eventos que tuvieron lugar sobre el río Hudson de Nueva Jersey en Enero de 2009: un amerizaje forzoso por todos conocido en la cultura popular, ya que (y aunque los Airbus estén diseñados para un amerizaje de emergencia) es extremadamente raro que la pericia de un piloto de un avión comercial logre salvar a todos los pasajeros durante un amerizaje.

Admito que, a pesar de ser consciente de lo importante que es la aviación en nuestro mundo actual, hay muchos otros temas que me despiertan más curiosidad e interés (prefiero antes los biopics de Mandela o Lincoln), es una cuestión de gustos y no tengo dudas de que un ingeniero aeronaútico disfrutará de este largometraje mucho más que yo. Pero también soy de las personas a las que se les quedó la imagen clavada de esa mole posada en el río de una ciudad, como si el haber llegado hasta allí hubiera sido lo más sencillo del mundo... y soy de ese tipo de gente que admira el buen hacer y la inteligencia que el piloto tuvo para realizar esa maniobra.

Y es que el tema es del todo jugoso para un gran drama cinematográfico. Este optimista evento merecía ser llevado al cine, ¡y quien mejor que todo un experto en los dramas francos y naturales ("Million Dollar Baby" y "Gran Torino"... por poner ejemplos, siguen mostrándose en cada visionado como cintas de una enorme excelencia)!

Poco podía fallar entonces: temática potente, un espléndido realizador como Eastwood y un reparto liderado por el enorme Tom Hanks. Y lo cierto es que a Eastwood le sale un film casi redondo.

Y digo casi, porque la cinta tiene un "pero" que le pesa demasiado... pero no tanto como para hundir a la cinta a lo desdeñable y banal ("Sully" supera en calidad con facilidad a lo peor que ha dado Eastwood (ejem, "Jersey Boys", "Banderas de nuestros padres")). Y ese "pero" es su desarrollo argumental en cualquier momento en el que el protagonista no está pilotando un avión, o no está siendo investigado por la NTSB. Y no creo que esto sea culpa del guionista Todd Komarnicki, es que la historia sencillamente no daba para más, porque más allá de esta hazaña aérea (que se nos describe con la pasión que merece) con lo que nos topamos tanto en la realidad como en esta ficción es con un hombre anodino y rutinario, cuyos dilemas morales (bastante redundantes, todo sea dicho. Cuenten las veces que Sully, ante el aluvión de atención que tiene tras la proeza, suelta frases del estilo "esto no parece real", "cuanto desconocido se me acerca") resultan tan solo tocados ligera y superficialmente como para que logren empapar al espectador (ejemplo de ello son las secuencias que nos narran su juventud, tan obviables y anecdóticas que resultan completamente prescindibles en el largometraje. La cinta hubiera funcionado igual o mejor sin ellas).

Por fortuna la cinta compensa estos puntos de bajón (demasiado palpables por desgracia, y no solo ya en el libreto sino en su puesta en escena mucho más inerte (aunque correcta) y en absoluto destacada) con incesantes minutos de inquietud, suspense, curiosidad y vigor. Estos se dan durante la intrigante comisión de investigación que trata de buscar un error humano por parte de Sully (argumentalmente es lo que se desarrolla con mayor riqueza y especificaciones), y durante toda la descripción de este tenso y enigmático amerizaje (la mejor secuencia de acción que he visto de un aterrizaje, ¡y eso que hay infinidad de cintas de acción con esta temática!). Durante estos momentos el film goza de una combinación perfecta entre guión y puesta en escena. La verosimilitud de los hechos hasta el detalle es asombrosa y mete más de lleno al espectador dentro de ese avión y sus peligrosos acontecimientos, la sutil interpretación de Hanks manejando ese aparato en condiciones extremas es algo soberbio, la plasticidad del diseño artístico (sin resultar original) es completamente confortable para con el espectador, los decorados son de una gran precisión, el sonido es una auténtica maravilla, y Eastwood maneja la acción con un dinamismo y una contundencia admirables. Incluso los que no somos amantes de la aeronaútica y la aviación nos empaparemos del apego, la sugestión y el nervio que imprime Eastwood en esos momentos.

Lástima que el film dé una de cal y otra de arena, una pena que este Sully cuando no está trabajando no aporte nada más que lo típico y formulista en un film de este género (es que no hay ni una sola subtrama personal interesante en él). Pero es que la premisa del film tampoco parece que diera pie a un libreto con más vicisitudes, dimensiones y matices de los que ofrece.

En líneas generales pues, y a pesar de su irregularidad, queda un drama equilibrado (pues hay más minutos sublimes que plomizos y vulgares. Y el film tiene un metraje adecuado de hora y media). Un film de Eastwood destacado en su filmografía (aunque no de los mejores) que merece verse al menos una vez. Un entretenimiento edificante y disfrutable (y a ratos muy implicante) y bien hilado con el que difícilmente se perderá la atención... a no ser que nos topemos con el Sully más insustancial y gris.

Lo peor: Que al ser la premisa tan limitada, el desarrollo argumental que se ocupa de la vida personal de Sully es excesivamente simplón y somero. Esos minutos pueden hastiar al espectador.
Lo mejor: Sin lugar a dudas las secuencias del amerizaje y todos sus elementos (desde la dirección de Eastwood, pasando por el guión de Komarnicki, hasta el oficio de Tom Hanks que, aunque haya tenido en pantalla papeles más agradecidos en los que se ha lucido con más tonalidades interpretativas (me vienen a la cabeza "Big", "Forrest Gump" o "Salvar al soldado Ryan"), cumple con gran presencia y sin despeinarse con su papel (y atención a sus sutiles y naturales gestos a los mandos del Airbus)).
Spark
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12 de noviembre de 2016
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo haces una película para contar una historia que dura poco más de tres minutos y de la que todo el mundo conoce el final?

Así a primera vista, difícil. Bueno, difícil sin que resulte aburrida o pesada. Normalmente las películas de catástrofes, sobre todo estas superproducciones de los años 70 (con un enorme presupuesto y un bastantes cameos pequeñitos de estrellas conocidas pero un poco venidas a menos), ya sabéis, tipo terremoto bestial, accidente en un aeropuerto o fuego en un rascacielos, lo que hacían era dedicar más de la primera hora de la película a irte presentando un montón de personajes normalitos que luego iban a sufrir (y muchos de ellos morir) en la catástrofe. Y luego en la segunda mitad de la película era donde echaban el resto con los efectos especiales (filmando llamas, olas gigantescas, o grietas abriéndose en la tierra) mientras los personajes iban muriendo (algunos heroicamente, otros no tanto) y el héroe o los héroes sobreviviendo y salvando gente.

Y claro, así salían las películas que salían.

El bueno de Clint Eastwood ha optado por otro camino, y la verdad es que ha acertado. El tipo lo ha clavado.

Y eso que aparentemente no era nada fácil. La historia la conoce todo el mundo, todo el mundo sabe como acabó: hace unos años (en enero de 2009 creo) un avión con los motores estropeados, en lugar de estrellarse, logra hacer un aterrizaje de emergencia –bueno un amerizaje- en el río Hudson, en medio de Nueva York.
Encima se salvaron todos, de los 155 ocupantes del avión (entre pasaje y tripulación), no murió nadie. Buena noticia sin duda, pero a la hora de hacer una película digamos que te quita bastantes posibilidades “dramáticas”.
Y para colmo, desde que el avión despega hasta que empiezan a tener problemas no pasan más que unos minutos, pocos. Desde entonces hasta que logran amerizar, ni cuatro (208 segundos en total)... Y el rescate completo no llegó a la media hora (24 minutos según parece). Vamos que en total menos de una hora de “chicha” para llevar a la pantalla.

Y como no hay realmente “accidente”, poco tienes para lucirte con los efectos especiales. Bueno, la verdad es que en esto Eastwood le saca todo el partido que puede (las escenas –pocas- del avión planeando y amerizando están muy bien hechas) y hace un poquito de trampa (repeticiones, pesadillas,...) pero se le perdonan.

El caso es que la mejor decisión que toma el guionista para contar esta historia es centrarse no en el accidente, sino en la investigación posterior. Si amigos, porque aunque al incidente se lo conoció como “El milagro del Hudson” y el capitán del avión es recordado como un héroe, también hubo investigación.

Y esto da la oportunidad de centrarse en el personaje del capitán Chesley Sullenberger, al que todos llaman Sully, de retratar su personalidad, y sus dudas; las que llega a tener pese a lo claro que lo tiene todo al principio. Y además te da la oportunidad de metere un poco de intriga en la trama... (la mezquindad de la compañía aérea, de las compañías de seguros,...)
Lo cierto es que todo el peso de la película lo lleva Tom Hanks. Es el prototipo de héroe perfecto. Noble, valiente, seguro, experimentado, que nunca pierde la calma y no para de preocuparse de sus pasajeros,... No es que los demás estén mal (también hay alguna pequeña historia cortita de algún pasajero, para humanizarlos y que sepamos de ellos un poco y no sean meros figurantes), ni siquiera el copiloto o las azafatas. Es que Tom Hanks se los come en pantalla.

Por cierto, durante los títulos de crédito aparecen escenas con los protagonistas reales (capitán, copiloto y pasajeros) y la verdad es que han logrado darles un parecido bastante más que razonable, eso si, a costa de encanecer y envejecer al bueno de Tom Hanks. Aquí os dejo una foto para que comparéis.

El caso es que eso de empezar la historia por el final (y de hecho de terminarla también), le permite a Eastwood hacer un largometraje de duración normal sin que resulte pesado. Meter sus momentos heroicos donde hay que meterlos, su suspense donde debe estar, y contar en flashback el accidente y el rescate... incluso hacerlo varias veces, o desde varios puntos de vista.

El resultado final es una buena película, muy buena de hecho. Entretenida, emocionante, que no aburre... No se acerca a las grandes obras maestras de Eastwood tipo Grand Torino, Sin Perdón o Million Dollar Baby, pero la verdad es que está mejor que las últimas como J.Edgar, El Francotirador, Jersey Boys o incluso Invictus. En definitiva, muy recomendable.
Más en:http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com/2016/11/sully-155-mi-numero-es-155.html
Seldon
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