Puedes contar conmigo

Antes de nada una pequeña confesión: la razín por la que busqué esta peli de 2000 es que me gustó tanto Margaret, la siguiente peli de Kenneth Lonergan, que me puse a investigar qué más había hecho. Y resultaba que esto y nada y más. Pero, la verdad, si cada vez que se pone detrás de la cámara le salen cosas así, desde luego tendré que ver Manchester by the sea.

Sí, esta también me ha encantado. Partiendo de un guion sencillo, la película me ha recordado algunos de los motivos por los que Margaret (que trata temas bastante más duros) me gustó tanto: ese profundo desarrollo de personajes, esos diálogos intensamente personales, esa humanidad que impregna todo. Los hermanos que protagonizan la peli son algo así como el ying y el yang, y es admirable cómo siendo tan opuestos, la peli en ningún momento toma partido y te muestra claramente las virtudes y defectos que cada uno tiene en función de su manera de ver la vida. Él es espontáneo, honesto con sus emociones y con iniciativa, pero poco de fiar y caótico. Gracias a su inflencia, su sobrino madura. Ella es estable, juiciosa y firme, pero inflexible y sobreprotectora, y siendo la "razonable" de los dos es curioso (y muy realista, a mi parecer) cómo se mete en dilemas morales y siente atracción hacia quienes menos le convienen.

La película es realista no sólo en el retrato que hace de los hermanos, su forma de relacionarse y las situaciones en las que se involucran, sino también en que... sigo en el spoiler

Han pasado 16 años entre la primera película de Kenneth Lonergan (Puedes contar conmigo), y la tercera, Manchester frente al mar, que parece, le consagrará definitivamente como director y guionista. La segunda, Margaret, víctima de una distribución y un montaje de lo más erráticos, se ha convertido con el tiempo en una cinta de culto. Y en estas tres películas hay un tono y un disparador común: cómo la tragedia y la fatalidad afecta a las rutinas de la gente común enfrentada a esas circunstancias terribles, ya sea por la muerte de los padres, aunque sea tiempo atrás (Puedes contar conmigo), por la inabarcable culpa ante accidentes que se cobren vidas ajenas (Margaret), o por las consecuencias que la desaparición de un hermano tendrán en el universo familiar que le rodeaba (Manchester frente al mar).

Puedes contar conmigo es una película sencilla, una pieza de cámara sobre sentimientos y situaciones comunes, comprensibles en cualquier parte del mundo y en cualquier contexto. En esencia, es la historia de los afectos de dos hermanos que de niños perdieron a sus padres en un accidente (destaco aquí la elipsis inicial en el prólogo de la historia: sobrecogedora), y que tras muchos años sin verse, o desde luego, manteniendo una relación afectiva de lo más esporádica, se reencuentran durante un breve espacio de tiempo y afrontan las diferencias que les separan por las elecciones vitales que han tomado en esos años.

Y las grandes virtudes de esta película, de su guión y de su dirección, es no tratar de añadir más significados a los sentimientos que muestra. No hay lecciones morales ni grandes descubrimientos, pues en esencia lo que Lonergan hace es captar pequeños retazos de vida de esos dos hermanos, encarnados por unos jóvenes Laura Linney y Mark Ruffalo, que ya eran tan esplendorosos intérpretes hace 16 años como ahora, y que conmueven por la honestidad de sus interpretaciones y por la nítida relación que crean como hermanos.

Tal vez la película cojee cuando trata precisamente de plegarse a algún género (la comedia amable, en el tramo central de su historia), pero hay algo muy auténtico en las palabras que Lonergan pone en boca de Linney y Ruffalo, y en la dinámica que estos dos establecen. Y finalmente, después de cerrar la ventana a las dos vidas que hemos conocido a través de Puedes contar conmigo, es inevitable emocionarse ante su sencillez, su honestidad y lo universal de estos afectos.

Terry (Mark Ruffalo) regresa -luego de una larga temporada- al pequeño pueblo de donde es originario en la parte más rural del Estado de New York, se instala donde su hermana Sammy (Laura Linney), ella es madre soltera y vive con su hijo Rudy (Rory Culkin) en la casa que los hermanos heredaron de sus padres que fallecieron cuando eran pequeños.

Ella es una mujer de mucha fe que intenta sobrellevar de la mejor forma su vida y la crianza su hijo, en un trabajo donde comienza a tener constantes roces con su jefe y una relación amorosa que parece estar estancada. La llegada de Terry la desestabiliza aún más, él es bastante flojo y no se ha establecido en ningún lado con un trabajo serio.

Ópera prima del director neoyorkino Kenneth Lonergan, que tiene un pequeño papel en el filme, además de ser el guionista de esta película de cine independiente, que tuvo una recepción muy positiva en Sundance donde se estrenó, llegando a compartir el premio a mejor filme del festival con Girlfight de Karyn Kusama.

Incluso la película obtuvo un par de nominaciones al Oscar, Mejor actriz principal y Mejor guion, Lonergan alcanzó aún mayor reconocimiento con su -hasta el momento- último trabajo, Manchester by the Sea (2016), abrasiva y melancólica obra que deja entrever un estilo muy claro en su cine, con intenciones dramáticas muy bien manejadas, al menos en estos dos trabajos.

De hecho, se pueden observar ciertos paralelismos entre ambos largometrajes, un protagonista masculino que vuelve contra su voluntad a su pueblo natal, que ambos viven una cotidianeidad solitaria, viven inquietudes en el pasado que no los deja desenvolverse de buena forma en el presente, y por supuesto, el tono dramático.

You Can Count on Me está lejos de ser una película mala, aunque en algunos elementos si se denota la falta de madurez en el guion de Lonergan (sin duda, madurez que alcanzó en “Manchester”), puede que a sabiendas de esto enfatice en realizarlo narrativamente sencillo, lineal, con algún giro predecible, pero que finalmente va resolviendo bien, para presentar una obra bastante competente.

Entrañable película, con un guión sencillo pero que no aburre en ningún momento, gracias a la feliz interpretación de todos los actores, en particular la premiada Laura Linney, pero seguida muy de cerca por el resto del elenco.
Tiene un inicio un tanto anodino, pero es engañoso; rápidamente despega y coge una velocidad de crucero que te lleva a un viaje fantástico, lleno de buen humor y buenos diálogos con el eterno problema de las relaciones familiares de por medio, donde se impone el amor familiar, y con puntuales escenas muy emotivas.
Es la típica película que no quieres que acabe nunca.
Si las "series", tan de moda, tuvieran directores de la sensibilidad del Sr. Lonergan, otro gallo las cantaría.
Muy recomendable.

La estructurada vida de una tranquila empleada de banca se ve trastocada con la vuelta a casa de su problemático hermano. Puedes contar conmigo es una película ambientada en una pequeña localidad americana que, a diferencia de los Coen o Lynch, no retrata a sus habitantes como faltosos sino con ternura y gracia, resaltando su humanidad. Películas como esta son las que gusta descubrir cuando se ve cine indie, lo que no sucede con frecuencia. Protagoniza Laura Linney, que es un encanto.